Gomidás, el padre de la etnomusicología armenia y un aporte clave a la identidad nacional

09 de octubre de 2024

Esta semana se cumplieron 155 años de su nacimiento. Fue pionero en el estudio del arte popular armenio e impulsor de la revalorización y recopliación del acervo cultural, arraigado por siglos en pueblos y aldeas armenias.

Con su calva prominente y su tupida barba renegrida Gomidás Vartabed, o simplemente padre Gomidás, es para el común de los armenios una figura religiosa que se destacó en el campo de la música.

Quienes vieron en el  cine o en Netflix la película La Promesa, que narra los trágicos sucesos de abril de 1915 y meses posteriores, que llevaron al jurista judeo-polaco Raphael Lemkin en las décadas de 1930 y 1940 a definir como genocidio las matanzas de armenios por parte del gobierno turco-otomano, recordarán su presencia entre los 250 intelectuales armenios detenidos aquel fatídico 24 de abril de hace 109 años.

Ereván, 1901

Y algunos más versados en las tradiciones y la cultura armenias sabrán que la misa armenia moderna o Divina Liturgia tiene dos versiones, que pueden escucharse hoy en día en cualquier iglesia armenia del mundo. Una versión es de Magar Grigorí Yegmalián (composición finalizada en 1892) y la otra es justamente de Gomidás Vartabed, quien hizo arreglos a la misa tomando cantos y modismos de los sacerdotes armenios que recogieron tradiciones de siglos y que estudió con el propio Yegmalián.

A 155 años de su nacimiento es una buena ocasión para revisitar su figura y apreciar los aportes invaluables que Gomidás hizo a la música sacra pero también a la música popular, recopilando tradiciones orales, canciones y danzas de los diferentes pueblos y aldeas, muchas de las cuales sobreviven hoy en día en las manifestaciones folklóricas.

Ese minucioso trabajo de Gomidás, contemporáneo con las masacres hamidianas y el genocidio de 1915-23, fueron clave para salvar aquellas expresiones de una pérdida inexorable. Por este trabajo paciente, esforzado y hasta patriótico, Gomidás Vartabed es considerado como el padre de la etnomusicología armenia.

Un joven de Kütahya

Soghomón Gevorgí Soghomonian, tal era su verdadero nombre, nació en Kütahya o Gudina (Imperio Otomano) el 8 de octubre de 1869. Algunas fuentes toman como fecha de nacimiento el 26 de septiembre, aunque la diferencia de días sólo se debe a tomar como referencia el calendario Gregoriano o Juliano. Donde no hay dudas es en el momento de su muerte, que ocurrió el 20 de octubre de 1935 en un neuropsiquiátrico de París.

Echmiadzín, 1890

El joven Soghomon perdió a su madre al año de edad, y a los 11 años también perdió a su padre, por lo que fue criado por su abuela paterna y luego por su tía. La fortuna y sus cualidades como cantante precoz le abrieron una puerta impensada.

En 1881 Kevork Vartabed Tertzakian, vicario de Kütahya, debía viajar desde esa ciudad hasta Surp Echmiadzín para ser ordenado obispo y según una orden escrita (gontag) del Katolikós de Todos los Armenios Kevork IV, tendría que llevar consigo a un huérfano para estudiar en el Kevorkian Djemarán (Seminario). 

Soghomon fue elegido entre unos 20 chicos en esas condiciones y aprovechó su oportunidad. Logró destacarse en el canto, tras cursar sus estudios se convirtió en monje y en 1895 obtuvo el título de vartabed (sacerdote).

Los años que siguieron fueron de estudios, primero con el compositor Magar Yegmalian y luego en Berlín, donde gracias al apoyo del benefactor Alexandr Mantashian llegó para estudiar en la Universidad del Kaiser Friedrich Wilhelm, además de estudiar música en el conservatorio privado del profesor Richard Schmidt.

En 1899, se convirtió en uno de los miembros fundadores de la recién inaugurada Sociedad Internacional de Música, dando presentaciones y conferencias sobre música armenia en las reuniones de la sociedad europea.

El mismo año obtuvo el título de doctor en musicología y regresó a Echmiadzín, donde armó un coro polifónico masculino. Allí empezó su recorrido por todo el país, escuchando y grabando canciones populares y danzas armenias en cuanto pueblo y aldea visitara. En muchos casos escribió en lenguaje musical melodías que venían de la tradición oral, lo que permitió que llegaran hasta nuestros días.

Aporte a la cultura nacional

El resultado de ese trabajo, por muchos años invisible pero esencial a la luz de los acontecimientos, fue la recopilación y publicación en muchos casos de unas 3000 canciones populares, muchas de ellas adaptadas al canto coral. En la actualidad varios conjuntos de danzas armenias de distintos países hacen sus puestas sobre temas musicales rescatados del olvido por Gomidás.

Pese a ello, para muchos investigadores su Badarak Divina Liturgia es una de sus obras mayores. Comenzó a componer y hacer los arreglos en 1892 y trabajó en ella durante más de dos décadas.

En 1907 publicó en París la primera edición de “Hay knar” con arreglos solistas y corales de canciones populares armenias.

Hacia 1910 regresó a Constantinopla (hoy Estambul) donde consideraba que había un mejor ambiente para el desarrollo de su trabajo. Allí fundó y dirigió el coro mixto Kusán, toda una novedad para la época y la sociedad otomana, contando con unas 300 voces entre hombres y mujeres y dando conciertos en diferentes ciudades del Imperio.

En 1912 se publicó en Leipzig (Alemania) "Canciones populares armenias", una colección de Gomidás con una compilación de canciones populares armenias, mientras que dos años después, ya a las puertas de la Primera Guerra Mundial, participó en París de la quinta conferencia de la Sociedad Internacional de Música, presentando tres informes sobre la música espiritual, la música folclórica y la caligrafía armenias.

En estos años dio discursos y conferencias sobre música armenia en ciudades como París, Berlín, Zurich, Ginebra, Lausana, Venecia, Alejandría, El Cairo, que fueron reconocidas y apreciadas por algunos de los principales músicos de la época Louis Laloix, Romain Rolland, Claude Debussy, Peter Wagner, entre otros, según da cuenta el Museo Gomidás de Ereván.

Paris, 1906

Pérdida de la razón

Los tiempos cambiarían dramáticamente en abril de 1915. El 24 de abril Gomidás fue arrestado en Constantinopla junto con otros 250 intelectuales y políticos armenios, en lo que es considerada la bandera la largada del plan sistemático, organizado y ejecutado por el Estado turco-otomano para exterminar a toda la población armenia del Imperio.

Trasladado en tren hasta Çankırı, a unos 300 kilómetros de Constantinopla, en el norte de Anatolia Central, permaneció según algunos autores unos 15 días detenido. La intervención del embajador de Estados Unidos en el Imperio Otromano, Henry Morgenthau, ante el propio Talaat Pashá, así como gestiones de sus amigos en la intelectualidad turca, como el poeta nacionalista Mehmet Emin Yurdakul, y Halidé Edib, defensora de los derechos de las mujeres y escritora también de perfil nacionalista, lograron su liberación junto a otros ochos detenidos armenios. 

Pero lo que vio en esos días de locura, sangre, fuego y muerte marcó a Gomidás para siempre. Sufrió un desequilibrio mental que lo llevó a ser internado en un hospital militar turco en el otoño de 1916 y tres años después trasladado a París, donde transcurrió los últimos años de su vida sin poder recuperarse nunca más. 

Murió en el hospital psiquiátrico Villejuif de París el 20 de octubre de 1935. Al año siguiente sus restos fueron llevados a Ereván y desde entonces descansan en el Panteón de figuras culturales armenias, que en la actualidad lleva el nombre de Komitás, como se escribe en el armenio oriental.

Carlos Boyadjian
Periodista

coboyadjian@yahoo.com.ar

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