Guerra de los Cuatro Días: La ofensiva azerbaiyana de 2016 que anticipó la escalada en el Cáucaso

06 de abril de 2025

En abril de 2016 una brutal ofensiva militar en Artsaj, que se denominó la “Guerra de los Cuatro Días”, marcó uno de los episodios más sangrientos y significativos en el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán desde el alto el fuego de 1994.

El ataque azerbaiyano se inició la noche del 1 de abril y se extendió hasta el 5 de abril y enfrentó al Ejército de Defensa de Artsaj, respaldado por las Fuerzas Armadas de Armenia, contra las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán.

Durante estos cuatro días, ambos bandos lanzaron ataques intensos. Azerbaiyán utilizó artillería, tanques, helicópteros y drones para atacar a lo largo de toda la línea de contacto con Artsaj, mientras que Armenia denunció que los enfrentamientos fueron “los peores” desde 1994.

Aunque las cifras oficiales varían, durante los enfrentamientos, se reportaron cifras contundentes: un alto funcionario del ejército azerí afirmó que, en el ataque de 2016, las bajas azerbaiyanas alcanzaron 558 soldados muertos y 1.293 heridos, mientras que del lado armenio se estimaron aproximadamente 102, entre soldados y civiles.

Las pérdidas a ambos lados también fueron objeto de controversia: mientras Azerbaiyán afirmó haber recuperado 2.000 hectáreas de terreno, las autoridades armenias reportaron una pérdida de 800 hectáreas “sin importancia estratégica”.

El fuego continuó a pesar de un anuncio unilateral de cese de hostilidades por parte de Azerbaiyán el 3 de abril. No fue sino hasta el 5 de abril cuando se proclamó un alto el fuego bilateral, el cual fue reafirmado el 8 de abril bajo los auspicios del Comité Internacional de la Cruz Roja para facilitar la búsqueda de cadáveres y atender a los heridos. La guerra de 2016 terminó porque Rusia intervino y frenó la escalada.

El conflicto evidenció la participación de actores externos implicados. Por ejemplo, se informó que Israel le suministró a Azerbaiyán vehículos aéreos no tripulados (UAV) desarrollado por Israel Aerospace Industries (IAI). Esta prueba en el terreno de armamentos avanzados en la región hizo que expertos militares de todo el mundo pusieran especial atención en esta guerra.

El uso de drones en el conflicto fue una primera experimentación de lo que posteriormente se convertiría en el arma determinante de la guerra de 2020. Azerbaiyán, con el respaldo de Turquía, implementó masivamente el Bayraktar TB2, un dron de fabricación turca que le otorgó una ventaja aérea decisiva.

Este episodio bélico, con imágenes que circularon ampliamente en redes sociales y que documentaron crímenes de guerra, se convirtió en una muestra de la intensidad y ferocidad de la ofensiva azerbaiyana. Lo que en ese momento se vio como una nueva agresión de Bakú, resultó ser mucho más que un conflicto aislado. En realidad fue un ensayo de lo que vendría en 2020.

La Guerra de los Cuatro Días no solo dejó en evidencia la violencia de Azerbaiyán, sino también las falencias estratégicas de Armenia quién no tomó las medidas necesarias para adaptarse a este nuevo escenario. No se dotó de un sistema de defensa eficaz contra drones, los cuales, a diferencia de los aviones de guerra, no pueden ser detectados por radares tradicionales.

Luego de la guerra de 2016 Armenia adquirió el sistema de misiles Iskander de fabricación rusa, considerado un arma de disuasión estratégica. Sin embargo, cuando llegó el momento de utilizarlo en 2020, se hizo de manera errática y con escasa efectividad. El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, nunca dio una explicación clara sobre por qué el Iskander no se empleó con mayor contundencia. En este sentido se especuló con varias razones, pero la más probable es que Armenia haya evitado una escalada mayor que podría haber llevado el conflicto al territorio armenio.

Pese a su alianza histórica con Armenia, Rusia no dejó de vender armamento sofisticado a Azerbaiyán tras 2016. Esta política de equilibrio de poder quedó aún más clara durante la Guerra de los 44 Días de 2020, cuando Moscú toleró el debilitamiento de Armenia para cortejar a Bakú y atraerlo a su órbita. Tras la derrota de Armenia, Rusia y Azerbaiyán firmaron un acuerdo de cooperación estratégica, sellando así el giro de Bakú hacia la influencia rusa a expensas de su tradicional aliado.

Hoy, con el beneficio de la perspectiva histórica, es evidente que la Guerra de los Cuatro Días de abril de 2016 no fue un episodio aislado, muy por el contrario, fue la antesala de la ofensiva azerbaiyana de 2020 y la posterior limpieza étnica de Artsaj en 2023. Queda claro que 2016 fue una advertencia que Armenia no supo o no pudo interpretar a tiempo. 

Pablo Kendikian
Director de Diario ARMENIA

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