In memoriam Enguer Juan Arslanian
Por esas cosas inexplicables del destino, el lunes 15 de junio recibí un mail donde me decían que Juan sería internado. Una semana atrás habíamos tenido una larga charla telefónica.
Inmediatamente quise llamar a nuestro amigo y enger Juan Arslanian. Llamé a su casa y la persona que me atendió sólo me supo decir que esa mañana lo habían internado. Inmediatamente llamé a su celular, pensando que él o su esposa Adriana podrían atenderme.
La sorpresa fue que me atendió Juan, con su voz un tanto quebrada me explicó que estaba mal y ante mi pregunta, me comentó que pocos días antes lo había llamado nuestro común amigo y enguer Rubén Sirouyan desde Armenia. Finalmente, después de desearle lo mejor y estimularlo le dije “ponele buena onda y mucha fuerza” para que todo salga bien! “Sí, claro”, me contestó.
Esas fueron las últimas palabras que pudimos intercambiar. La vida quiso que la muerte ganara el desafío. Y cuántos desafíos tuviste que afrontar enguer djan, a lo largo de tu vida.
Desde tu adolescencia en el scoutismo, luego en la militancia de la Unión Juventud Armenia y tu posterior ingreso a las filas del Tashnagtsutiún. Los desafíos y las luchas políticas, por más justicia y en busca de la tan ansiada y tantas veces vedada transparencia y vuelta a las raíces. Siempre por el destino del pueblo armenio, por su futuro y por el castigo a la Turquía genocida y usurpadora. La vida también te dio felicidades y muchos buenos momentos junto a Adriana, tu esposa, y tu hijo Razmig, sin duda alguna. También te permitió estar siempre junto a tus compañeros de causa en el Gomideutiún de Rostom desde donde siempre militaste hasta llegar a formar parte del más alto cuerpo directivo gusagtsagán.
Sufriste las agresiones de aquellos inescrupulosos que intentaron alterar el orden institucional, en aras de ambiciones personales, promoviendo una injusta y aviesa intervención de la que pudimos salir con mucho esfuerzo pero con las manos limpias y la frente en alto.
Así las cosas se sucedieron no sin dejar sus huellas, nefastas para la comunidad y dañinas para las personas que las vivieron en carne propia. Además de sus efectos negativos sobre la misma Asociación Cultural Armenia. Lamentablemente tu salud no supo seguirte con la fuerza que le ponías a tus ideas y convicciones, que siempre te acompañaron y como un franco defensor e intérprete.
Que tu ejemplo sirva a quienes toman la posta que van dejando otros enguer, cuando la muerte los separa de sus seres queridos, familiares y compañeros de causa.
Te vamos a recordar sin duda alguna, todos, quienes pudimos compartir largos momentos de tu vida.
“Así sereno, seré sepultado,
compañeros sois mi esperanza,
que mi sangre derramada,
sea ejemplo al militante armenio”
Que en paz descanses
Enguer djan.
Pedro Martín Tateosian