Jrimian: Aprender idiomas en el aula: Un desafío constante
“¿Por qué aprender un idioma?”, “¿Para qué me sirve?” Son las eternas preguntas que se escuchan resonar en las aulas a través del país. Y si bien nosotros, los educadores, sabemos de la importancia que acarrea el conocer otras lenguas, los alumnos, y hasta a veces los adultos, no logran terminar de comprenderlo. Aprender un idioma nos invita a reflexionar sobre otras costumbres y perder los prejuicios sobre los demás. Se desarrolla una capacidad de comprensión y tolerancia al reconocer al otro y su diversidad.
Podríamos decir entonces que el aprendizaje de otros idiomas permite enriquecer la vida, experimentar nuevas ideas, beneficiarse de la diversidad cultural, además de obtener la capacidad para expresarse ante los demás de un modo comprensible, aumentando así las relaciones sociales.
De aquí se desprende el reto más grande para los docentes del idioma: ¿cómo plasmar todo esto en nuestro accionar en el aula? En la actualidad, la enseñanza de una lengua extranjera no se puede concebir sin tener en cuenta el contexto en el que se habla. Se supone que para conseguir una auténtica competencia comunicativa, los alumnos tienen que participar de intercambios lingüísticos en el marco de un contexto adecuado y estimulante.
Dado que el uso de otros idiomas está cada vez más presente a nuestro alrededor, este estímulo invita a querer descubrir más sobre los mismos. Ahora bien, estos factores que pueden suponer un inmediato interés por el aprendizaje de una lengua extranjera quedan un tanto desdibujados cuando nos encontramos en el aula. La naturaleza dispersa de los adolescentes hace que cada día sea más difícil estar inmersos en la realidad lingüística paralela que el docente intenta recrear. Dicho esto, cabe mencionar el sin fin de herramientas que ayudan a mantenerlos atentos e interesados. Los libros de texto, por ejemplo, con adolescentes reales y problemáticas cercanas a las propias, hacen que la consolidación de la lengua sea más sencilla. Por otra parte, las nuevas tecnologías hacen más atractivo y accesible el aprendizaje del idioma así como también ofrecen la posibilidad de comunicarnos en situaciones del mundo actual.
No debemos olvidar que la enseñanza es un desafío y una tarea compleja en todo sentido. Lo es aún más el enseñar un idioma, ya que se debe enseñar a las personas a comunicarse de manera eficiente y eficaz. Y comunicarse significa hacer llegar el mensaje y para que éste exista debe haber una intención.
Es nuestro deber despertar esa intención de la manera más natural posible. Para apasionar a los alumnos hay que tener pasión por lo que hacemos. De esa manera, podremos realmente motivarlos a aprender algo tan complejo como una lengua desconocida, con todo lo que esto conlleva.
Pareciera ser un desafío constante. Y lo es en realidad. Pero los frutos son aún más gratificantes y satisfactorios, ya que reflejan la ardua tarea docente. Más importante aún, y algo para no olvidar: ser docente implica aprender enseñando, y enseñar a aprender. Y esta es, finalmente, la única manera de crecer.
Julieta Orlandini
María Teresa Torres
Profesoras de Inglés
Nivel Secundario