Karas: el vino de la familia Eurnekian que llega a la Argentina desde Armenia

07 de junio de 2020

La bodega armenia Karas, propiedad de la familia Eurnekian, anunció recientemente que comenzará a distribuir algunas de sus líneas de vinos en la Argentina. En diálogo con el Diario ARMENIA, Juliana Del Águila Eurnekian, presidenta de esta firma y de la bodega Fin Del Mundo de Neuquén, comentó detalles de la llegada de los vinos a la Argentina y los inicios del viñedo que es un éxito en Armenia.

El vino creado de cara al Monte Ararat, en los valles de la provincia de Armavir, ya está en Argentina y si bien se atrasó su venta con motivo de la cuarentena, solo restan detalles para que se inicie su circulación. “Ya iniciamos una primera venta, de estilo ‘friends and family’, con un precio especial. La idea es que todos nuestros amigos de la comunidad armenia puedan acceder al precio especial”, expresó al respecto la sommelier y sobrina nieta de Eduardo Eurnekian.

Según comenta, en un principio los canales de distribución serán a través de vinotecas y restaurantes, y con venta directa a través de su tienda oficial en Mercadolibre, con al menos uno o dos productos.

“Es un esfuerzo que estamos haciendo para traerlos. La idea principal es darlos a conocer. No estamos tan preocupados por la utilidad sino que está pensado como una inversión en Argentina ya que es nuestra casa. Queremos traer este vino que es tan especial para nosotros”, agregó sobre comercialización del producto al país.

Aunque está la posibilidad de extenderse a otros países de la región, Juliana aseguró que en un comienzo el plan es asentarse en Argentina, para recién luego explorar otros mercados sudamericanos. “La idea es hacer base acá y tener stock. Tenemos contactos en Brasil y Uruguay, pero está en proceso de análisis. También planeamos venderlos en los Duty Free”.

Los orígenes de Karas se remontan hasta 2004, cuando en la búsqueda de iniciar un proyecto que pudiera tener impacto fuera de Armenia, Eduardo Eurnekian compró el terreno donde se iba a asentar el viñedo. “Su idea fue crear un producto de mucha calidad que pueda salir de Armenia y hacer que se hable de Armenia”. Rápidamente, empezó plantando cien hectáreas de viña para coñac y en 2006 comenzó a probar con los vinos, incorporando variedades de Malbec de Argentina, Francia e Italia.

El inicio de la producción coincide con el hallazgo del registro más antiguo de viticultura del mundo, en la cueva de Arení, poco más de 100 kilómetros al sudeste de Armavir. Lo que se descubrió en la investigación fueron ánforas especiales, utilizadas para conservar y fermentar, que en armenio se denominan, precisamente, Karas.

“En ese momento pocos hacían vino en Armenia y nuestra producción tuvo muchísimo impacto en la cultura en general. Que por primera vez haya un producto tan sofisticado, tan internacional y a la vez tan armenio, dio muchísimo orgullo y en los primeros años las botellas volaban”, explicó la emprendedora de 30 años.

Hoy, las dos bodegas que preside Juliana Del Águila forman parte del unificado proyecto familiar Eurnekian Family Wine Estates, que busca seguir expandiéndose en el mundo del vino. Su camino en este rubro comenzó en 2011 cuando, mientras estudiaba psicología, fue de viaje por primera vez a Armenia y Burdeos.

En esta ciudad francesa conoció además al enólogo francés y asesor de las dos bodegas, Michelle Rolland. “Conocer Armenia me cambió la vida para siempre, además me enamoré del vino. Después de ese viaje, empecé la carrera como sommelier y en 2014 ya estaba trabajando allá de forma regular, desarrollando el mercado, sobre todo a nivel internacional”.

Karas destina un 50% de su producción al consumo interno, mientras que la otra mitad se exporta a 15 países del mundo. Actualmente elabora dos etiquetas diferentes, una que lleva el nombre de la bodega y otra denominada “A tale of two mountains”, que también se venderá en Argentina.

Con respecto al sabor, según expresa, las variedades de uvas pueden ser las mismas que en otros lugares, pero las condiciones armenias, con estaciones muy marcadas y un suelo volcánico, le dan al vino un gusto especial. Esto le da características de mucha concentración, de muchísimo sabor y gustos como de minerales, algo que todos los productores de vinos quieren tener. Eso es un plus espectacular”.

“Lo que me pasa con Karas es que siento que los armenios tenemos una conexión muy especial con la tierra y con el Ararat. Siento que el vino es esa tierra embotellada. Está hecho con tanto amor y en un lugar tan especial que creo que eso se siente cuando lo tomás”, concluye Del Águila Eurnekian sobre este preciado producto que llega desde las tierras que marcaron el origen de la viticultura a Argentina.

Variedades
• Arení: Es una variedad autóctona de la región de Vayots Dzor. Da un vino de un cuerpo medio a ligero con un sabor a frutos rojos (cerezas, arándanos, frambuesa y granada) acompañado además de un aroma a flores y hierbas. Comparable con el Oregon Pinor Noir.
• Sirení: Esta es una variedad de Nagorno Karabaj. Es una uva con concentración tánica elevada y ofrece características de las frutas negras y azules. Los vinos elaborados con esta cepa tienen una estructura precisa y un gran potencial de envejecimiento. El Sireni suele envejecer en barricas de roble del Cáucaso.
• Kangun: Fue creada en el período soviético, a partir de la uva georgiana Rkatsiteli y de otras variedades armenias. Al igual que el Haghtanak, cuando se cultiva cuidadosamente, produce un vino blanco de cuerpo medio altamente complejo. Similar al Alsacia Pinot Blanc.
El vino ícono de la bodega es el Grand Karas, que es un corte de lo mejor del año.
También existe un una línea reserva de varietales con Syrah, Chardonnay y Arení 100% que es la uva bandera de Armenia.
Juliana Del Águila nos comenta que a la Argentina trajeron una selección de las etiquetas más emblemáticas de la bodega: un corte de estilo europeo que es un reserva y otro corte armenio que es una mezcla de Arení y Sirení.
Es importante destacar que Karas utiliza básicamente barricas armenias para añejar el vino, aunque también francesas que mezclan con las provenientes de Artsaj.

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