La construcción de la identidad armenia y el rol del Estado: el análisis de referentes comunitarios

El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, emitió una declaración el 26 de enero en la que afirmó que la identidad armenia solo podía preservarse a través del Estado. Su postura pone énfasis en que, sin un Estado propio, la identidad no puede sobrevivir. Esto contrasta con la experiencia histórica de los armenios, quienes, a pesar de haber perdido su Estado durante siglos, lograron mantener su identidad a través de instituciones comunitarias y un fuerte sentido de pertenencia cultural. El tema invita a reflexionar sobre el rol del Estado y la diáspora en la definición y preservación de la identidad nacional.
En ese sentido, desde Diario ARMENIA se consultó a distintos referentes comunitarios sobre el tema. Se les formularon las siguientes preguntas: ¿Cómo interpretás la afirmación de que "la forma de garantizar la identidad en la diáspora es el Estado"? ¿Creés que esta visión ignora el papel histórico de las instituciones comunitarias en la preservación de la identidad armenia? Pashinyan cuestiona las aspiraciones de algunos miembros de la diáspora de regresar a sus tierras ancestrales argumentando que esas aspiraciones pueden comprometer la seguridad del Estado. ¿Cómo equilibra la diáspora este anhelo legítimo con el apoyo a un Estado armenio seguro y estable?
Rita Kuyumciyan: "Los descendientes de las víctimas del Genocidio Armenio no sólo están buscando justicia sino también sanar las heridas psíquicas"

La preservación de la identidad armenia en la diáspora ha surgido como una necesidad intrínseca para los descendientes de las víctimas del Genocidio turco perpetrado entre 1915 y 1923: preservar la historia de un acontecimiento que hasta el día de hoy no ha sido reconocido por su perpetrador. El éxodo forzoso generó que esta diáspora o “dispersión” llevara consigo su cultura y su identidad por todo el mundo.
Esta preservación conlleva una responsabilidad con la historia: la búsqueda de justicia y la necesidad de recuperar sus tierras ancestrales usurpadas por el Estado turco-otomano. Desde el punto de vista psicológico, los descendientes de las víctimas del Genocidio Armenio, al regresar a sus tierras, no sólo están buscando justicia sino también sanar las heridas psíquicas que sufrieron sus antepasados. Así, refuerzan la identidad armenia ante la negación sistemática por parte del Estado turco y consiguen, de algún modo, elaborar la muerte de más de un millón y medio de mártires armenios.
Rita Kuyumciyan
Doctora en Psicología en la Universidad del Salvador con la tesis "Inmunidad Psíquica en los descendientes de sobrevivientes del Genocidio Armenio”. Autora del libro El primer genocidio del siglo XX - Regreso a la memoria armenia (Planeta, 2009).
Lala Toutonian: "La diáspora es a la vez un refugio simbólico y uno real ya que las instituciones garantizan la continuidad del pueblo armenio"

"La forma de garantizar la identidad en la diáspora es el Estado" es oxímoron. La Armenia diaspórica no cuenta con un Estado. Las comunidades armenias establecidas en todo el mundo configuran esa soberanía estatal a través de las instituciones y son las que verdaderamente delinean identidades desde el primer día que los armenios fueron expulsados del Imperio Otomano. (Que en lo personal vea a estas instituciones arcaicas y decadentes no es hoy tema de debate.)
La preservación y fortalecimiento de la identidad cultural, histórica y política de una comunidad que vive fuera de su territorio de origen comienza en casa, el entorno familiar es crucial. La identidad de la diáspora está marcada por el genocidio mientras que la de Armenia tiene lógicamente otras asimilaciones como setenta años sovietización y gobiernos negacionistas como el de Pashinyan.
La diáspora es a la vez un refugio simbólico y uno real ya que las instituciones garantizan la continuidad del pueblo armenio como una unidad política y cultural ofreciendo una suerte de "seguro de existencia" y la preservación y fortalecimiento de la identidad armenia, lo que es hoy mucho más de lo que ofrece el Estado armenio entregando Artsaj y nuestras fronteras a Azerbaiyán o complotando cobardemente con Erdogan sobre el número de mártires masacrados por el Estado turco. Más que caracterizar distintas fuerzas políticas y designar ideologías hay que retomar el sentido simbólico de pueblo. Quizá encontrar en esa masa popular, una singularidad desprovista de sentidos de nación y patria.
“Si no hay Estado, no hay identidad”, dice Pashinoglu. Los anarquistas se parten de la risa.
La pregunta es qué garantías ofrece el Estado armenio a la diáspora. Porque si hay algo real es la falta de seguridad y estabilidad. El equilibrio entre el anhelo legítimo de regresar a las tierras ancestrales y el apoyo a un Estado armenio seguro y estable se encuentra en la intersección de la memoria histórica, la realidad geopolítica y el pragmatismo político. En otras palabras, una utopía. Armenia enfrenta desafíos de seguridad muy serios debido a su ubicación geopolítica, como siempre, y hoy aún más por la anti-política de un gobierno que regala sus tierras y valores.
La diáspora contribuye al desarrollo de Armenia a través de inversiones, proyectos educativos y humanitarios para fortalecer Armenia, un tributo para las generaciones que soñaron con la recuperación de las tierras perdidas. Pero no pueden pretender hoy un apoyo político y así evitar expectativas poco realistas. Un acercamiento lúcido y pertinente sólo puede darse haciendo frente a las complejidades de la actualidad armenia. Además, el regreso aspiracional como nunca hoy está sobrevaluado.
Armenia no es nada sin la diáspora.
Lala Toutonian
Periodista, gestora cultural, escritora, editora y traductora.
Federico Waneskahian: "La identidad armenia en la diáspora existe y seguirá existiendo, como una poderosa construcción colectiva de individuos, familias e instituciones, a pesar de Pashinyan y sus políticas divisivas"

Cada exposición de Pashinyan nos enfrenta a la perplejidad de confirmar que el gobierno de nuestra patria está a cargo de una persona que no sólo ignora aspectos complejos pero imprescindibles para el ejercicio del cargo como el proceso de negociaciones sostenidas entre Armenia y Azerbaiyán, sino que aspectos elementales de la historia y la realidad de nuestro pueblo también le son completamente ajenos. Lamentablemente comprobamos durante la visita de Zareh Sinanyan a la región que el culto a la ignorancia y la repetición de esloganes sin sustento ni verificación es parte de un estilo de gobierno que nos enfrenta a discusiones que ningún pueblo se está planteando seriamente y menos aún mientras enfrenta una seria amenaza existencial.
El planteo de asimilar el sostenimiento de la identidad en la diáspora al Estado armenio, no se sostiene ni históricamente, ni sociológicamente, ni culturalmente. La identidad de un pueblo trasciende la organización política del Estado y el gobierno de Pashinyan es el ejemplo más claro de eso, ya que ni siquiera poniendo todos los medios del Estado al servicio de su objetivo de aislar a la República de Armenia de la diáspora ha conseguido modificar mínimamente el profundo vínculo que todos los armenios tenemos con nuestra patria. La identidad armenia en la diáspora existe y seguirá existiendo, como una poderosa construcción colectiva de individuos, familias e instituciones, a pesar de Pashinyan y sus políticas divisivas, porque es un hecho constitutivo de la vida de cada armenio fuera del alcance de las manipulaciones berretas de cualquier gobernante.
Tanto el planteo del periodista como la respuesta de Pashinyan presentan un acercamiento infantil a la cuestión de los reclamos territoriales, uno más de los conceptos que la docilidad del actual gobierno frente a nuestros enemigos ha tornado en anatema. Los expertos coinciden en que la cuestión territorial es un componente jurídicamente legítimo de las reparaciones por el Genocidio Armenio, presentarlo como un anhelo personal de los descendientes de las víctimas y no como una cuestión de seguridad nacional de la República de Armenia es sencillamente banalizarlo.
La seguridad de Armenia nunca estuvo comprometida por la búsqueda de la Justicia de las víctimas del Genocidio, sino que justamente ha sido vulnerada porque el actual gobierno en nombre del Estado armenio ha dejado de perseguirla. La seguridad de Armenia está comprometida porque las autoridades adoptaron las tesis negacionistas de los genocidas para disimular su debilidad de carácter y una inédita falta de pericia diplomática y estratégica. El resultado de abandonar los intereses nacionales en función de los personales y de repetir torpemente un guión redactado por Erdogan y Aliyev lo tenemos tristemente a la vista. Mientras tanto, la dignidad es un traje que el gobierno de Pashinyan todavía no se animó a estrenar.
Federico Waneskahian
Representante del gomidé Vramian de la FRA - Tashnagtsutiún de Montevideo.
Jorge Kazandjian: "Armenia no puede renegar de su diáspora porque hacerlo sería condenarse a su desaparición"

Me pregunto cómo este Estado armenio podría garantizar la “identidad” a sus comunidades del exterior, cuando el primer ministro Pashinyan en una de sus primeras disposiciones de gobierno luego de asumir en 2018 fue la desintegración del Ministerio de la Diáspora. Luego designó un supuesto Comisionado cuya principal tarea fue detectar las entidades y/o referentes comunitarios con pensamientos divergentes a su política entreguista, para intentar neutralizarlos o cooptarlos con malas artes.
Pashinyan cree que las instituciones armenias de la diáspora son sus adversarias y así las ningunea y prohíbe el ingreso de sus dirigentes y simpatizantes a la madre patria. Pero se olvida que detrás de las organizaciones hay centenares de miles de armenios que se sienten discriminados por sus erróneas decisiones y sufren el desapego de las autoridades armenias. Armenia no puede renegar de su diáspora porque hacerlo sería condenarse a su desaparición como estado libre y soberano.
Causa mucha tristeza y enojo que Pashinyan y sus seguidores nieguen el legítimo derecho de millones de armenios de la diáspora a seguir luchando por aquellas reivindicaciones que nos mantuvieron vivos por generaciones. Es evidente que con su perfil antiarmenio, su gobierno está totalmente volcado a satisfacer las imposiciones turco-azeríes. Sus planteos son totalmente inaceptables, siquiera dedicar un minuto a considerarlos significaría una dolorosa traición al legado que nuestros padres y abuelos nos trasmitieron con sus historias de desarraigo, sufrimiento y sacrificio; sin olvidar su dedicación para reconstruir nuestra identidad armenia, esa misma que Pashinyan intenta destruir hoy con argumentos falaces.
Jorge Kazandjian
Periodista y exdirector de Diario Armenia.
Hagop Tabakian: "Pashinyan adopta las posiciones históricas de nuestros enemigos"

Pashinyan es un provocador. Cada vez que ha tenido la oportunidad, ha atacado directamente al "ser armenio", con sus virtudes y defectos. Esto es otro intento de lo mismo.
Pashinyan representa la peor versión de la decadencia de una dirigencia política que, en los últimos tiempos, no ha ofrecido respuestas ni soluciones a los problemas de la nación. Sin embargo, en el gobierno actual, ni siquiera las busca, sino que replica argumentos peligrosos y dañinos. Pashinyan adopta las posiciones históricas de nuestros enemigos.
Las preguntas por las que hoy se nos consulta siguen la misma línea del actual gobierno de Armenia y, por ende, de los gobiernos de Turquía y Azerbaiyán, cuyo objetivo es profundizar la grieta entre Armenia y la diáspora. Se le atribuyen a Pashinyan declaraciones que sorprenden a algunos y enfurecen a otros, pero que, en última instancia, denigran a todo el mundo armenio.
Sin embargo, más allá de los dichos de Pashinyan, quien hoy no es más que una marioneta de los intereses de nuestros enemigos, lo que nos interpela es el silencio, apenas roto dentro del universo armenio. Mientras la diáspora es blanco de un ataque tan directo, las voces que responden son disonantes y, a nuestro parecer, escasas en relación con la agresividad recibida.
La diáspora tiene una identidad propia, evidente en cada región y en cada comunidad donde ha echado raíces, con sus particularidades. Esto ha sido posible gracias a la labor de las instituciones armenias y al compromiso de los individuos que han contribuido a su construcción.
El desafío pendiente es cómo lograr que esa potencialidad se acople a un Estado joven como Armenia. Es necesario ensamblar la diáspora y la Madre Patria, y encontrar un equilibrio entre ambas. Está claro que cada una puede funcionar por separado, pero el verdadero dilema es cómo hacerlo en conjunto, sin dependencias.
El reclamo por una resolución justa del Genocidio Armenio y las reparaciones, sean territoriales o materiales, siempre se ha entendido como una herramienta para fortalecer al Estado de Armenia y garantizar su seguridad frente a los criminales y usurpadores vecinos. Turquía y Azerbaiyán lo saben bien y, en su estrategia, buscan instalar discursos negacionistas en boca de los propios gobernantes armenios.
Hoy se ataca la territorialidad, la identidad, la memoria y los reclamos justos de un pueblo. Se ataca la historia y el futuro de una nación que ha sobrevivido durante siglos a este tipo de golpes. Buscan dividirnos para debilitarnos, hacernos creer que estamos solos: Armenia sin diáspora, la diáspora sin Estado, Artsaj sin territorio, sin nadie que cuide de su gente ni de su legítimo reclamo de regreso.
Pero no estamos solos. Ninguna de estas partes lo está. Y la lucha continúa. Nadie podrá desalentarnos, digan lo que digan, suceda lo que suceda.
Hagop Tabakian
Representante de la FRA - Tashnagtsutiún de Sudamérica