La dirección del revolucionario armenio
Dividamos en categorías las formas de vivir de las personas. Más allá de las múltiples condiciones y razones, el hombre puede ser de diferentes maneras. Una persona puede deber su existencia a cumplir objetivos de beneficios personales; lo cual es correcto, aunque un tanto egoísta y egocéntrico. Puede servir a su familia, sus amigos y a su entorno a lo largo de su vida; lo cual es correcto y a veces ejemplar. A su vez, puede planificar su vida contribuyendo en cualquier campo especializado; lo cual es correcto, pero limitado. Y, por otro lado, existen personas que trabajan hacia el éxito común y la victoria colectiva con toda su voluntad y su ser; aunque no todos.
En general, el ser revolucionario nace en la última categoría, aunque por supuesto existen excepciones. Lo revolucionario no se manifiesta circunstancialmente, ya que forma parte del carácter de un individuo, mejor dicho, de la esencia. Es una mirada y una creencia; la creencia en el cumplimiento de los ideales. Es el carácter que un individuo ha tenido desde siempre o que no lo posee en absoluto.
El ser revolucionario es revolucionario con su entera forma de vivir. Es aquella persona que está involucrada en el cambio completo o es quien lo inicia; no es aquel que actúa de forma temporal y con manifestaciones circunstanciales. Una de las característicasmás importantes del revolucionario es su capacidad de revolucionarse a sí mismo cuando se enfrenta a cualquier realidad. Detener el autoengaño, limpiarse a uno mismo y corregirse son características esenciales del revolucionario.
El revolucionario es quien cuestiona los errores, los actos fraudulentos, el abuso y el engaño en cualquier esfera. Simultáneamente, es quien se manifiesta en contra de estos actos y lucha para erradicarlos, para luego conducir a las personas hacia una nueva alternativa, lo cual también es su responsabilidad. Rebelarse sin sentido o sin seguir objetivos no te convierten en un revolucionario.
Lo revolucionario también es aquel enfoque que convierte en acción cualquier aspiración de progreso, para finalmente cosechar los resultados efectivos de aquel trabajo. Es posible llamar revolución a la siembra de ideales y a su cumplimiento.
Cuando la cuestión alcanza el ámbito estatal y la esfera política, el revolucionario es más que eso. Un funcionario político y público es revolucionario en su esencia cuando es un ejemplo de solidaridad, visión, dignidad y principios. Y cuando se refiere a Armenia y al revolucionario armenio, la cuestión es aún más compleja. Considerando los desafíos geográficos, de política exterior, histórico-políticos y sociopolíticos internos, el revolucionario armenio debe estar despojado de todo objetivo, preferencia y beneficio personal. Debe amoldarse a la esencia de Armenia, y encarnándose en ella, debe proteger la dignidad y los intereses del país y el pueblo.
Sin embargo, la revolución armenia incluye también lo global; sí, ya que con la resolución final de los desafíos que enfrenta Armenia y la Causa Armenia, reclamamos la cura y cicatrización de una de las heridas más grandes de la historia reciente de la humanidad.
Si observamos la situación política de Armenia hoy, especialmente los hechos de los últimos siete meses, podemos concluir en lo siguiente: lo que ocurrió fue un cambio de gobierno, que puede manifestarse como una de las etapas de la revolución; pero limitarse a esta etapa significa que, desde el inicio, el objetivo de la movilización popular apuntaba al cambio de gobierno y no a la construcción del Estado y a la posteridad de la nación.
Estoy contento y siento gratitud de que la movilización popular ha creado un espíritu positivo y ha ilusionado al pueblo; sin embargo, en lugar de orientar esa ilusión, seguridad y espíritu positivo hacia la consolidación del Estado, se lo ha utilizado a favor del posicionamiento y la auto aprobación de los gobernantes actuales.
Para concluir, quiero expresar aquello que siempre he manifestado. Para un funcionario político y público, y especialmente para el revolucionario armenio, acceder al gobierno no es un objetivo, sino un medio; un medio para servir a la República de Armenia y al pueblo, a los fines de alcanzar finalmente un estado y un pueblo fuerte, rico en mente y en espíritu. El revolucionario armenio debe ser leal a la tierra y a la nación armenia siendo franco y visionario, y sin escatimar esfuerzos.
Como observan en la imagen, es un árbol que posee todas las características y riquezas que provienen de una revolución con objetivos puros y honestos. Esas cualidades son buena salud, fortaleza, prosperidad y finalmente, una vida digna.
Arshak Mesrobian
Miembro de Unión Juventud Armenia de la Federación Revolucionaria Armenia
de la República de Armenia
Traducción Betty Arslanian (Ereván)