La Iglesia Apostólica Armenia le respondió a Nikol Pashinyan y advirtió que no tiene “ambiciones de poder político”
El Consejo Supremo Espiritual de la Iglesia Apostólica Armenia emitió un comunicado el 7 de mayo, luego de que el primer ministro armenio Nikol Pashinyan acusara al Catholicos de Todos los Armenios, el patriarca Karekin II, de estar detrás del movimiento "Tavush por la Patria" para planificar un golpe de estado contra él.
"En cuanto a la realidad de la entrega unilateral de territorios de la región de Tavush a Azerbaiyán y las posiciones inaceptables adoptadas por las autoridades de la República de Armenia en las negociaciones, la Santa Sede de Etchmiadzin reafirma su posición anteriormente expresada. Consideramos muy peligrosas las actividades realizadas en nombre de la delimitación y la demarcación en la región fronteriza de Tavush sin soluciones integrales y garantizadas, que provocan nuevas amenazas a nuestro pueblo. La situación creada ha provocado un levantamiento justo entre los armenios de todo el mundo y, en particular, entre los residentes de las comunidades fronterizas de Tavush, lo que provocó el comienzo del movimiento civil 'Tavush por la Patria'". Los ministros espirituales encargados de afrontar los desafíos ontológicos existentes, en este caso el clero de la diócesis de Tavush, liderados por el líder diocesano, fieles a su misión y vocación espiritual, no pueden permanecer indiferentes y callados ante las preocupaciones y necesidades del pueblo encomendado a su cuidado", advirtió la Iglesia Armenia.
"Instamos a los fieles de nuestro pueblo a expresar sus justas preocupaciones y ansiedades exclusivamente de manera pacífica y a mostrar calma y moderación, absteniéndose de acciones ilegales. Esperamos de los servicios responsables del mantenimiento del orden público exclusivamente un modo de trabajar estrictamente conforme a la legislación", advirtió el Consejo Supremo Espiritual. "También hacemos un llamado a las autoridades a que se guíen en los procesos encaminados a la paz y las demandas legítimas del pueblo con enfoques que no aumenten las amenazas a la seguridad, profundizando los sentimientos de inseguridad e incertidumbre en nuestra sociedad. Haciendo hincapié en los procesos de delimitación y demarcación, al mismo tiempo confirmamos que estos trabajos deben llevarse a cabo en las condiciones de exclusión de la guerra, la devolución de los territorios ocupados de Armenia y la existencia de garantías para la vida segura y tranquila de asentamientos".
"Nuestra dignidad nacional, celo y lealtad al estado nativo y a los valores sagrados no deben dar paso a la desesperanza, la intolerancia y la cobardía, la hostilidad y el odio. La Iglesia, sin ambiciones de poder político, debe continuar esforzándose con conciencia de responsabilidad histórica por el fortalecimiento de la patria y la condición de Estado, la protección de la identidad y los derechos de nuestro pueblo, el fortalecimiento de la unidad y la fraternidad en la vida nacional, contribuyendo al establecimiento y fortalecimiento de la paz en la región".