La magister Rita Kuyumciyan de Yeramian disertó en el Rotary Club acerca de “Cien años de negación del Genocidio Armenio”
Días atrás, el Rotary Club de Buenos Aires fue la sede de una importante reunión, en el Plaza Hotel, presidida por el Dr. Norberto Palacios Bacqué. La Dra. Rita Kuyumciyan de Yeramian, invitada como oradora, y presentada por el presidente de la Institución, divulgó aspectos de su tesis de psicología, anteriormente editada.
Resumen biográfico
Rita Kuyumciyan es Magister en Psicoanálisis, Lic. en Psicología, socia activa de la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para graduados, docente universitaria y psicoterapeuta especialista en terapias breves. Fue miembro del equipo de violencia familiar del Hospital Durand, miembro del Departamento de Salud Mental del Hospital de Clínicas. Autora de varias publicaciones, entre ellas, “El primer genocidio del siglo XX. Regreso de la memoria armenia”.
Participó en varios congresos internacionales sobre genocidios y derechos humanos, con estudios específicos sobre el Genocidio Armenio. Fue premiada por la Universidad Estatal de Ereván, República de Armenia, en 2012.
Palabras de la oradora
La Magister comenzó con una breve introducción, realizó una acotada reseña histórica y pasó a presentar su tesis psicoanalítica, demostrando cómo la negación perturba el duelo, comparando éste con otros genocidios, como el Holocausto judío y los desaparecidos de Argentina, estableciendo las diferencias en cada caso.
En este año 2015, cuando se conmemora el Centenario del Genocidio Armenio, dijo que era un honor poder presentar su trabajo. Hacía un siglo, comenzaba el Genocidio contra el pueblo armenio perpetrado por el estado de Turquía entre 1915 y 1923. Generalmente es denominado el “genocidio olvidado”, porque no tiene la debida presencia en Occidente: esto es, porque el estado turco-otomano y quienes lo sucedieron, negaron haber cometido ese crimen internacional. Cuando un Estado niega un crimen de estas características, lo que intenta es borrarlo de la memoria histórica de la humanidad. Destacó especialmente la importancia del reconocimiento.
Las secuelas psíquicas
El estudio de la Dra. Kuyumciyan analizó el trauma psíquico. Explicó que en Occidente abundan las referencias al Holocausto, pero son muy pocas las del Genocidio Armenio. Kuyumciyan citó a Rafael Lemkin, un jurista polaco de origen judío, quien acuñó la palabra genocidio como término que corresponde a la eliminación de una raza o grupo humano. Él había prevenido que podría volver a suceder. Su vaticinio, lamentablemente, se cumplió. Hitler mismo había pronosticado el éxito de su acción, cuando en 1939, pregunto quién recordaba del genocidio de los armenios. La impunidad de los perpetradores marca la diferencia en la elaboración del duelo.
En su libro titulado “El primer genocidio del siglo XX”, Kuyumciyan explica que la negación tiene distintos aspectos. Los sobrevivientes quedan aterrados después de ver cómo asesinaron a sus familiares, cómo los creyentes son quemados vivos en las iglesias -anticipo de lo que serían las cámaras de gas- .
Estos asesinatos esperan todavía el rito funerario correspondiente; los muertos no tienen nombre. Y ésta es la gran diferencia con respecto a los otros genocidios, que fueron reconocidos.
El Estado turco pretende perpetuar su impunidad con el no reconocimiento. Este trauma no elaborado es transmitido de una generación a otra, como un secreto generacional; su duelo está perturbado, es un núcleo encriptado.
El reconocimiento del Genocidio por Turquía es un eslabón muy necesario para la elaboración del duelo y para hacer justicia. La capacidad de resiliencia del pueblo armenio le ha permitido sobrevivir al Genocidio y recrear su identidad y su cultura, a pesar de todo. El reconocimiento expresado por la ley 26.199 declara el 24 de Abril como Día de la Tolerancia y el Respeto de los Pueblos, permitiendo el acceso de la memoria colectiva.
Frente a la insostenible impunidad del gobierno de Ankara, el reconocimiento del Genocidio por otros estados, contribuye a elaborar este duelo internacional. La solidaridad del Papa Francisco es un símbolo clave de ese camino, definió Rita Kuyumciyan.
Corresponsal