La memoria de un ser querido, en la contribución a Armenia y Karabagh
Integrantes de las familias Alemian y Kadarian, se reunieron el domingo 11 de diciembre en el atrio de la Catedral San Gregorio el Iluminador, al finalizar la Santa Misa.
Ellos habían donado placas en memoria de sus familiares: Carina Kadarian, Eduardo Kadarian y Armenia Milidonian de Kadarian; y Carlos Alemian, Juan Alemian y Lucía Alemian. Y también Alicia Alemian, quien además, donó una placa en su propio nombre.
El Arzobispo Kissag Mouradian, quien había oficiado antes el Hokehankisd, realizó la bendición de estos nombres, en el espacio que el Fondo Armenia dedica a Su Santidad Vazkén I.
La Sra. Alicia Alemian dijo unas palabras a los allí reunidos, recordando a sus padres, a sus hermanos, y relatando cómo Carlos, -con quien ella viajaba desde su casa hasta la iglesia, aún siendo pequeños-, bajo la tutela del arzobispo Karekín, primero, y con la amistad del arzobispo Kissag, después, se dedicó de lleno a la Causa Armenia. Presentó también a sus sobrinos: los pequeños Juan y Martín Alemian, monaguillos de la Iglesia Armenia San Pablo de Liniers, quienes hoy habían sido los momagal de esta Catedral, honrando la memoria de su abuelo y sus tíos.
Con las contribuciones de estos generosos donantes, se hace posible la construcción de dos nuevos invernaderos en pueblos de frontera en Armenia, asegurando una buena fuente de ingresos para las familias y una mejor calidad de vida.
En un comienzo, las placas sirvieron para la vital carretera Ereván-Gorís-Stepanakert. Más tarde, los nuevos benefactores donaron el dinero para ambulancias, y en la actualidad, es destinado a invernaderos. El Fondo Armenia de Argentina ya ha construido cincuenta, y el objetivo es llegar al centenar.
Así, entonces, una partícula de la memoria de nuestros seres queridos, viaja miles de kilómetros, donde llega y se convierte en Patria: en caminos, en servicio, en trabajo.