Lernahayastán, un grito de libertad que se ahogó en la geopolítica regional

03 de julio de 2024

La experiencia duró apenas pocos meses, pero hace un siglo sembró una semilla que germinó y dura hasta hoy, bajo el influjo de un líder único y patriota ejemplar como fue el comandante Karekín Nshtéh.

“Observa quién te combate y entenderás el sentido de tu lucha”, asegura una regla no escrita de la política, una sentencia sin dudas aplicable a numerosas situaciones en la historia armenia moderna. Un caso emblemático es el del héroe nacional Karekín Ter Harutyunyan, más conocido por su nombre de guerra “Nshtéh”, ante las feroces críticas que recibió en el pasado por los líderes comunistas de todo pelaje y en la actualidad por encumbrados representantes del gobierno azerbaiyano.

Dueño de una fuerte personalidad y sólidas convicciones políticas, Karekín Nshtéh entendió muy pronto aquella máxima de fines del siglo XIX según la cual la única salvación del pueblo armenio vendría por el lado de las armas.

Sin entrar en muchos detalles históricos, sí vale recordar que la República de Armenia le debe a Karekín Nshtéh y sus hombres el tener bajo su control las provincias de Vayots Dzor y Syunik, ambas alsur de Armenia. Constituyen lo que se conoce como la región de Zangezur lindera con Artsaj y fueron y son incluso hoy una verdadera obsesión del eje turco-azerí para apoderarse de más territorios y literalmente “ahogar” a la República de Armenia.

El próximo 13 de julio se cumplirán 103 años desde el momento en que Nshtéh se vio obligado a capitular ante el poder soviético, combatiendo con apenas 15.000 hombres contra el Ejército Rojo de 150.000 efectivos y sus aliados azeríes de Bakú, a los que se unieron no pocos comunistas armenios, entre los prevalecían más sus enconos anti-tashnagtsagán que sus sentimientos nacionalistas armenios.

A más de un siglo de esa gesta, vale la pena recordar a Karekín Nshtéh y su actuación política y militar en los albores de la segunda década del siglo XX, para comprender, incluso bajo la óptica de hoy y los acontecimientos sucedidos en Artsaj y el sur de Armenia a partir de 2020, la clarividencia de este verdadero animal político que, tras décadas de ser desterrado del Olimpo de los patriotas armenios, hoy es reivindicado por el Estado armenio como un héroe nacional.

Forjado en combate

Si bien Karekín Nshtéh, junto a otros activos fedaí armenios había tomado parte en la Primera y Segunda Guerras Balcánicas en 1912 y 1913, combatiendo a las tropas del sultán Mehmet V Reşad, su actuación militar en territorio armenio tuvoun punto destacado en la batalla de Karakilisé en mayo de 1918, que precedió a la declaración de la independencia.

Tras el surgimiento de la República de Armenia, a mediados de 1919Nshtéh fue enviado a Najicheván y nombrado gobernador por el gobierno de la República de Armenia, con el fin de frenar los ataques recurrentes de las tropas turco-azeríes contra la población armenia.

Pero tras algunos éxitos iniciales, las cosas luego se complicaron. En noviembre de 1918 los azeríes proclamaron la independencia de la República de Araks, bajo la conducción de Japhar-Kouli Khan y la solapada protección de los británicos, interesados en transformarse en socios estratégicos de Azerbaiyán por el petróleo de Bakú y la cuenca del Caspio.

La República de Araks incluía los distritos de Najicheván y Ordubad, ambos pertenecientes a la provincia de Ereván y asignados a Armenia por el Comisionado en Jefe británico para el Cáucaso Sur. El objetivo de los azeríes era el que todos conocemos, fortalecer su posición en el sudoeste de Armenia e intentar unir ese territorio con Azerbaiyán, tomando previamente Syunik al sur de la nueva República de Armenia y luego Artsaj.

El gobierno de Armenia no reconoció a la República de Araks y envió tropas para recuperar el territorio. Logró el objetivo en junio de 1919, aunque en los meses siguientes continuó sometido al asedio de los enemigos. En abril de ese año el gobierno de Armenia había decidió dividir el territorio en tres provincias: Goghtn, con cabecera en Akulís, Najicheván en torno a la ciudad homónima, y Sharur con centro en Pash-Norashén.

Desatada la guerra abierta con las tropas turco-azeríes, la balanza se volcó a favor de estos últimos. Todas las vías de comunicación y los caminos de montaña entre Goghtn y Zangezur estaban tomados por el enemigo, impidiendo cualquier vía de escape.

Repliegue y victoria

En agosto de 1919, la perspectiva de los armenios de Najicheván era dramática.“La situación es indescriptiblemente difícil. El hambre, la falta de municiones y comunicación ha creado una situación imposible. Es imposible escapar yendo a otro lado, ya que todos los caminos están en manos de los tártaros (azeríes). Esperamos su respuesta, nuestros días están contados, es imposible resistir por más de 10-15 días. Dénnos instrucciones precisas y dénse prisa para rescatar a Goghtn”, señaló el comisionado del distrito, Ashot Melik-Musyan en una carta desesperada, enviada al gobierno central.

El 6 de agosto, después de 10 días de resistencia, la ciudad de Akulís cayó en manos azeríes. La gente huyó donde pudo, casi toda la población de la cercana Djughá huyó a Irán.

Este es el contexto en el que llegó Karekín Nshtéh a Zangezur, al frente de 180 hombres, para defender Syunik y Najicheván, siendo designado comandante general de las fuerzas armadas unificadas de Kapan, Kenvaz y Goghtn.

Defendió como pudo las posiciones con mínimos recursos y sin ayuda adicional del gobierno central. A medianoche del 1 de diciembre de 1919 Nshtéh comenzó el ataque sobre Keghvatsór y en una semana logró tomar la ciudad y poner en fuga al enemigo. Apenas unos días antes, literalmente, había arrasado los campamentos turco-azeríes de Ojchí.

Estas dos victorias tenían un gran significado, dado que la presencia azerí no sólo era un peligro para Zangezur sino que también establecía lazos con los turcos de Najicheván y Ordubad. Pero la victoria temporal no logró disipar los peligros y al poco tiempo Nshtéh debió replegarse con casi toda la población hacia Syunik.

Allí se hizo fuerte, incluso en ocasiones desobedeciendo las ordenes de evacuación que llegaban desde el gobierno central en Ereván. Para Nshtéh, abandonar Syunik era el principio del fin. Herido en combate en Gorís, se mantuvo en el terreno y siguió buscando la forma de prevalecer.

Fue en ese contexto, cuando maduraron los Juramentos de Tavit Bek (en armenio Tavit Bekián ughderë). El 25 de agosto de 1920 en la iglesia del pueblo de Gavard en Kapan, los soldados de Nshtéh juraron en nombre de Tavit Bek mantenerse fieles a la libertad de Armenia, al comandante Nshtéh y luchar hasta el último suspiro.

Autocracia en Syunik

Tras la sovietización de Armenia en diciembre de 1920, Nshtéh se declaró autócrata, manteniendo el control sobre Syunik, aun a pesar de que exfuncionarios del gobierno de Armenia, le escribían recomendando permitir el ingreso de las tropas soviéticas, lo que beneficiaría a los armenios en un futuro acuerdo de paz y en la delimitación de los territorios. Mientras tanto los azeríes estaban al acecho.

El 26 de abril de 1921, pasados los efectos de la Revolución anticomunista de febrero de ese año, en el Monasterio de Datev, Nshtéh hizo bendecir las armas y proclamó la República de Armenia Montañosa o Lernahayastán. Cabe destacar que tras la sovietización final de Armenia los líderes de la otrora república independiente se refugiaron en Syunik, en algún sentido, bajo el ala protectora de Nshtéh.

El 1 de junio, por iniciativa del gobierno de la República de Armenia trasladado a Zangezur la República de Armenia Montañosa fue declarada como República de Armenia, nombrando a Simón Vratsian como primer ministro y quedando Nshéeh como sparapet o comandante de las fuerzas armadas.

Durante dos años de lucha, Syunik perdió sólo unas pocas docenas de hombres frente a unas 15.000 bajas enemigas, mientras que se aseguró la primacía de la población armenia en más de 200 aldeas.

El legado de Nshtéh fue haber mantenido a Syunik unida a la Patria gracias a su lucha heroica, salvando a miles de armenios de la masacre, además de mantener a Armenia libre de nuevas concesiones territoriales. Tanto Nshtéh como gran parte de la intelectualidad y las fuerzas combatientes armenias lograron salvarse pasando a Irán.

El 13 de julio de 1921 Nshtéh abandonó Zangezur, pero antes de partir logró sacarle al poder soviético una promesa clave para las décadas venideras y fue que las provincias de Vayots Dzor y Syunik formarían pate de la República Socialista Soviética de Armenia y no de Azerbaiyán.

Luego pasó a Irán por el paso e Meghrí y se estableció en Tabriz (Irán), donde vivió en secreto por cuatro meses, para pasar luego a Bulgaria y establecerse en Sofía.

Carlos Boyadjian
Periodista
coboyadjian@yahoo.com.ar

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