Libia, el reguero de pólvora del expansionismo turco
El llamado “espacio vital” (lebensraum, en alemán) fue una de las doctrinas fundamentales de la Alemania nazi mediante la cual Hitler justificó su política exterior expansionista, en detrimento de países y zonas limítrofes. Y todos sabemos cómo comenzó y en qué acabó aquello…
Hoy es el Estado turco encabezado por el presidente Erdogan, quien mimetiza al régimen nazi de los años 30. El primer paso lo dio en Siria, luego en el mar de Chipre. Ahora pretende que su “espacio vital” llegue hasta Libia. Puede que con Siria tenga una larga frontera terrestre común y que considere el norte de Chipre como una “extensión” de Turquía. Pero en el caso de Libia, no sólo no se trata de un país limítrofe, sino que además las separa una extensa franja marítima del Mediterráneo oriental. ¿Cómo explicar entonces la política del régimen turco en esa región?
Lo primero que hay que reconocer es que Turquía no se mueve con agendas ocultas. Cuando hace unos meses Erdogan aceptó fotografiarse delante de un mapa en el que se leían las palabras “Mavi Vatán”, lanzaba a los cuatro vientos su teoría de la “Patria azul”, es decir el mar -rico en recursos naturales- que según él, pertenece a su país: la mitad del Egeo y una amplia zona del Mediterráneo oriental. Eso sí, sin importarle la presencia allí de islas griegas, entre ellas Creta -una de las más grandes del Mare Nostrum- ni mucho menos la de Chipre cuya mitad lleva ocupada con su ejército desde 1974.
El régimen turco no se queda en las palabras y ahora está en pleno proceso de llevar a la práctica esa teoría expansionista en lo que al Mediterráneo se refiere. Avasallar el Derecho Internacional y el Derecho del Mar en las aguas territoriales y en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Chipre, no requiere de Turquía más que dos gigantes naves de prospección y otras dos de exploración, las que ya se encuentran en esas aguas. El estado chipriota no posee buques ni aviación de guerra y sólo depende de las buenas intenciones de la Unión Europea, la que dicho sea de paso, hasta el momento sólo se ha limitado a emitir declaraciones sin sustento en la práctica. Pero si lo de Chipre es un juego de niños para Erdogan, en Libia el asunto no es tan sencillo.
Para que la “Patria azul” de Turquía se extendiera hasta la ZEE de Libia, era necesario no sólo presentar coordenadas y mapas, sino además, sellar un acuerdo de delimitación de aguas con ese país, sumido en la guerra civil desde 2011. El presidente turco movió fichas en el tablero internacional y sumó a su causa a una de las facciones en conflicto: la de Fayez al Sarraj, al frente de un gobierno títere pero reconocido por la ONU. Y para sustentar el acuerdo marítimo se agregó uno de cooperación militar, en base al cual Sarraj ya ha pedido auxilio a Erdogan y el Parlamento turco ya ha aprobado el envío de fuerzas a pedido de sus “hermanos libios…”. Todo así, en un santiamén.
Los acuerdos firmados entre Erdogan y el régimen libio de Serraj y la decisión de la Asamblea legislativa turca de autorizar el envío de tropas, ya han suscitado la reacción negativa de Rusia, los Estados Unidos, la Liga de países árabes, la Unión Europea, Egipto, Israel, Grecia, Italia y Francia, entre otros.
Y aunque Ankara haga oídos sordos a todo lo que sea declaraciones de “profunda preocupación”, no puede obviar la explosiva situación en el terreno libio, donde las fuerzas del general Khalifa Haftar -líder de la otra facción en el conflicto interno y acérrimo enemigo de Turquía- están a pocos kilómetros de Trípoli y a punto de derribar a su contrincante Sarraj. Esto equivaldría a que los acuerdos firmados con Turquía se transformen en papel mojado… De allí la urgencia de Erdogan por intervenir a favor de su protegido.
La política expansionista turca no es una novedad para los conocedores de la historia. Sólo que ahora ha tomado un cariz agresivo y prepotente en detrimento de terceros países, con el riesgo de convertir en reguero de pólvora una región en la que podría propagarse un fuego de dimensiones internacionales.
Dr. Ricardo Yerganian
Exdirector del Diario ARMENIA
ryerganian@diarioarmenia.org.ar