Lo peligroso es que las vacas sueñen
Es innegable que los derechos adquiridos valen como tal, mientras el conjunto de la sociedad los mantenga en función, pero, ¿qué sucede si esos derechos son vapuleados desde diferentes lugares y terminan por ser arrastrados hacia la marginalidad de la convicción?
“Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas”. Lo curioso de este pensamiento, es que a pesar del tiempo transcurrido desde su formulación y de las situaciones a las cuales condujo, una parte importante de la población lo sigue sosteniendo a pies juntillas.
Sólo algunos saben que esa frase es uno de los once principios de propaganda nazi elaborados por Joseph Goebbels, pero al parecer ya no interesa quién la haya formulado, lo importante es su magnífica funcionalidad. Qué mejor que hacer creer, convencer al otro de que la sociedad esta orquestada como lo está y no hay forma de variar, tan siquiera unos milímetros, la orientación que tomó por mandato divino. La pirámide social queda reafirmada desde que nacemos y más aún en donde nacemos con ese vértice superior inaccesible para la gran mayoría.
Nos decía muy ofuscado don Figueroa Alcorta: “Es un hecho establecido por los especialistas que la instrucción primaria en nuestro país actúa fuera de sus cauces naturales. […] Se apodera como una fiebre maligna de los hijos de las clases trabajadoras, quienes salen de las escuelas desdeñando el trabajo y aspirando a una vida de superior nivel, a la cual no están preparados por sus recursos ni por sus antecedentes. Esta desviación de las corrientes populares del trabajo de las artes y de los oficios, de la industria y del comercio para optar al magisterio y a los empleos oficiales, pueden encaminarnos hacia una verdadera crisis social…” ¿Será que el ancho de la avenida que tiene su nombre es directamente proporcional con la gravedad de sus dichos? ¿O que su pensamiento es parte importante aún de una suculenta porción de la sociedad?
Un vecino del barrio, ya fallecido, panadero de toda la vida que supo en sus años juveniles militar en las filas del anarquismo, solía mantener divertidas charlas de política con quien quisiera escucharlo y, desde su impenetrable sabiduría decía: “ ¿sabés por qué nosotros comemos carne de vaca? Porque a la vaca le hicieron creer que esa era su función, la de alimento. Imagínate, decía, si todo el ganado del mundo se pone de acuerdo y un día dice “basta, a partir de hoy no somos más comida” ¡sabés la de vegetarianos que vamos a ver!”. “ Es imposible que pase eso, replicábamos algunos, la sociedad funciona de esa manera, las vacas siempre van a ser comida del hombre; pensar distinto es una utopía que no sé si alguna vaca se atreverá a soñar.” “Descuidá pibe, decía nuestro vecino, en algún momento va a aparecer una vaca soñadora y cuando eso pase, prepárate a comer espinacas para siempre”.
¿Cómo mantener en función nuestros derechos, en una sociedad como la nuestra, cruzada por intereses de clase, económicos, etc…?
Creemos que el único camino es a través de la Educación. Y un papel importante lo tiene la Escuela, y aquellos que tenemos la tarea de ser el nexo en este proceso de enseñanza-aprendizaje. Desde el nivel Secundario en el cual nos toca trabajar, mediante diferentes materias (Construcción de la ciudadanía, Política y ciudadanía, Trabajo y ciudadanía), estimulamos aprendizajes para formar sujetos autónomos capaces de hacer valer sus derechos, con pensamiento crítico y respetuosos de los valores democráticos.
El gran desafío entonces, es lograr que los jóvenes tomen conciencia de la importancia de la participación, individual o colectiva; en la transformación de la sociedad, por ende de sus vidas. Participación tanto en el ámbito escolar, como así también en el ámbito social/comunitario. Un claro ejemplo vemos en los alumnos/as que participan durante la escolaridad o al egresar de ella de organizaciones como Badanegán Miutiún y Unión Juventud Armenia, promoviendo desde su activismo la búsqueda de la Verdad y la Justicia.
En ocasiones es fácil olvidar la importancia de ser activos en el ejercicio diario de nuestros derechos; sólo visualizamos el horizonte a alcanzar y nos sentimos frustrados o desesperanzados al ver que no es simple ni rápido llegar a destino. En este sentido, recordamos a nuestros jóvenes la frase de Eduardo Galeano “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar. ”
Alfredo Huguet
Javier Ughetti
Profesores