Los armenios de Aintab y una mirada económica sobre el genocidio
La producción de trabajos académicos y de divulgación sobre distintos aspectos inherentes al genocidio armenio sigue siendo, afortunadamente, un campo fértil y de constante interés para investigadores y escritores de muy distantes latitudes.Tal el caso de The Armenians of Aintab. The Economics of Genocide in an Ottoman Province (2021, Harvard University Press, Massachusetts, USA) de Ümit Kurt.
El autor es un historiador turco egresado de la Universidad Técnica de Medio Oriente (Ankara)y doctorado en la Clark University (Massachusetts, EEUU) que se ha especializado en el período tardío de la historia del Imperio Otomano.
Nacido en Gaziantep (Aintab) en el seno de una familia de origen kurdo, Ümit Kurt cuenta en el prólogo de su libro que, durante una charla casual con un amigo de su infancia, supo que el barrio Kayacik, en su ciudad natal, había sido antiguamente ocupado casi enteramente por prominentes familias armenias. Su absoluto desconocimiento sobre este y otros hechos vinculados con el relato de su amigo le pareció razón suficiente para iniciar una investigación histórica acerca de qué había sucedido con los armenios que habitaron Aintab hasta la segunda década del siglo pasado.
A poco de indagar surgió, finalmente, la pregunta que terminó de estructurar el resto de su trabajo. Si los armenios, como quedaba claro, habían sido propietarios de importantes fincas en las principales ciudades de la provincia de Aintab ¿cómo habían pasado éstas a manos de sus actuales ocupantes? Kurt lo resume de la siguiente manera “Mal sahibi, mülk sahibi, hani bunun ilk sahibi?” (“terrateniente, propietario de bienes, ¿dónde está el propietario original?”). Un interrogante simple y conciso frente a la cual las respuestas de sus informantes siempre resultaban evasivas o inconsistentes.
La exhaustiva investigación que realizó pone su acento en las políticas de masacre llevadas a cabo en Aintab por las autoridades otomanas a partir de 1895 y en las posterior deportación y genocidio cometido en el marco de la Primera Gran Guerra y -como elemento central- la confiscación y el saqueo de los bienes de los armenios deportados. Este tema en particular es recurrente en la obra de Kurt y ya fue abordado en un trabajo publicado con anterioridad en coautoría con otro importante historiador turco, Akçam Taner: The Spirit of the Laws: The Plunder of Wealth in the Armenian Genocide. (El espíritu de las leyes: el saqueo de riquezas en el genocidio armenio, 2015).
El enfoque utilizado por Kurt se basó en el análisis de las relaciones económicas entre las minorías étnicas y religiosas y el Estado otomano desde una perspectiva ampliada en la cual la economía política incluye y articula distintos elementos provenientes del derecho, de las prácticas del comercio, de las relaciones de propiedad y, sobre todas las cosas, del análisis en clave histórica de las tensiones sociales que la combinación que todos estos elementos producen.
El trabajo se ajusta al formato usual que adoptan las monografías y tesis académicas: Una introducción que precisa de dónde proviene el interés del trabajo y hacia dónde se dirige, seis capítulos de desarrollo investigativo ilustrado con sus correspondientes tablas y gráficos, las conclusiones a las que arriba, los agradecimientos y la bibliografía utilizada.
Las distintas tablas que aporta son, en verdad, relevantes porque dan cuenta de un cuidadoso trabajo de microhistoria, una tarea que muchas veces es subestimada en la labor historiográfica. En las tablas 4.1. y 4.2. (pp. 135-136) el autor reconstruye una considerable nómina de bienes muebles (vajilla, alfombras, candelabros, vajilla etc.) y joyas en oro que la familia Yacoubian debió vender (digámoslo, a precio vil) antes de abandonar Aintab. El dato relevante es que Kurt agrega, a cada renglón de estos bienes, los nombres sus compradores, todos ellos vecinos turcos habitantes de la ciudad.
Por su parte, en las tablas 6.2. y 6.3. (p. 179) el autor recopila y condensa datos volcados en archivos oficiales -en este caso, provenientes de los registros de la Dirección General de Asentamientos de Tierras correspondientes al año 1926- sobre la distribución en las distintas ciudades de la provincia (la capital, Kilis, Nizip y Behisni) y el destino posterior que tuvieron las propiedades inmuebles pertenecientes a familias armenias, luego de que se vieran obligadas a abandonar Aintab.
El trabajo concluye con un glosario y un apéndice (pp. 221-244) que merece una mención aparte: allí el autor presenta una nómina de 85 familias armenias que vivían en Aintab circa 1909-1910, ordenadas por apellidos y profesión, y la ubicación de sus viviendas. Junto con esta información, Kurt ofrece un listado de personas de origen armenio que tenían por aquellos años una destacada actuación política y económica a nivel local: funcionarios públicos, comerciantes, banqueros, brokers de seguros, docentes, abogados, industriales, etc.
La importancia de este tipo de relevamientos micro históricos es que permite que los lectores accedan a una dimensión, como se dijo, poco valorada en la historiografía: la de la narración de las tragedias individuales que generalmente se subsumen e invisibilizan detrás del relato de los “grandes” acontecimientos históricos. La historia personal de los Yacoubian, de los Nazaretian -propietarios de una finca donde funciona en la actualidad el Café Papyrus, el lugar donde se produjo la charla casual entre Kurt y su amigo de la infancia- y de tantas otras familias armenias muestran, en el caso que nos ocupa, la magnitud de un saqueo que fue voraz, sistemático e, indudablemente, consentido por el poder político imperial. En el caso del trabajo de Kurt, las víctimas siempre tienen nombres y apellidos propios.
La principal conclusión del trabajo es enfatizar -una vez más- la necesaria connivencia de las autoridades políticas otomanas a nivel nacional y local para perpetrar el genocidio de los armenios de Aintab. Escribe Kurt: “La relación entre los agentes del poder central y local es simbiótica: las autoridades centrales necesitan que los actores locales cumplan sus órdenes, mientras que los actores locales necesitan que las autoridades centrales ‘legitimen’ sus acciones, solidificando a su vez su posición social” (p. 209).
Para Kurt, lo ocurrido en Aintab en 1915-1916 remite necesariamente a las matanzas de la década de 1890 porque fue entonces cuando comenzó a imponerse una metodología que se transformó habitual en las clases urbanas turcas: utilizar la violencia -en el sentido más amplio del término- como el medio idóneo para producir el saqueo y la apropiación del patrimonio de los armenios. En la opinión del autor, a partir de 1895 -el año de mayor intensidad de las masacres hamidianas- hasta el año 1915 los musulmanes turcos y cristianos armenios de Aintab, que anteriormente habían coexistido en relativa armonía, se volvieron unos contra otros y los primeros cometieron, con la complicidad de las autoridades del imperio, actos inconcebibles contra los segundos.
Esta y otras investigaciones de su autoría ponen el foco en el proceso de formación de una nueva burguesía islámica en el moderno estado turco -un tema que ha sido poco frecuentado en la producción historiográfica que ha llegado a nuestro conocimiento-a partir de la destrucción física, material y cultural de pueblos y etnias no turcos que eran súbditos del Imperio Otomano. El libro analiza la formación burguesa en la contemporánea Turquía un proceso que sin duda requirió de la deportación, el genocidio y la incautación de los bienes pertenecientes a los armenios que habitaban el imperio otomano. Kurt opta por poner un foco particular sobre los acontecimientos ocurridos en la provincia de Aintab entre 1915 y 1923, basándose, para este objeto, en otros aportes de la historiografía local y en distintas fuentes documentales, incluidas las de origen turco otomanas.
Esta ardua investigación tiene una destacada importancia de los tiempos que corren, por varias razones. En primer lugar, porque se trata de un trabajo académico realizado por un autor no armenio a partir de documentación oficial disponible en archivos turcos. Este hecho revista, por sí mismo, una singular importancia.
En segundo lugar -porque salvo algunas honrosas excepciones- incursiona en un área escasamente explorada: la indagación del entramado económico que opera detrás del odio racial y religioso, presentados las más de las veces como la causa eficiente -sino excluyente- de los genocidios.
En tercer lugar, y no por ello menos importante, porque trabajos de esta naturaleza documentan sin ambages aquellas incontrastables evidencias que, en este oscuro tiempo de posverdad, algunas voces propias y extrañas pretenden ignorar en su afán de dar por sentadas antojadizas interpretaciones históricas de inconsistente rigor científico pero que, en realidad, están pensadas e instrumentadas para servir a una geopolítica del negacionismo deliberada y cuidadosamente planificada.
Rubén Manasés Achdjian
(Doctor en Ciencias Sociales, UBA)