Maxi Kalciyan: Mi Experiencia personal de los VI Juegos Panarmenios 2015
Soy Maximiliano Kalciyan y quiero compartir con todos Uds. esta, que no dudo en calificar de una excitante e inolvidable experiencia de vida:
Siendo un joven de 37 años, ciudadano argentino de ascendencia armenia, empresario industrial y vinculado de cerca con la comunidad, una noticia en particular movió durante el año 2014 mi rutina habitual, ocurrió al recibir la novedad que, para la realización de los Juegos Olímpicos Panarmenios, VI Edición, se estarían sumando a la lista de deportes ya establecidos, las disciplinas de Atletismo y Ciclismo, a partir de allí mis expectativas de participación en los Juegos comenzaron a tomar vuelo.
Siempre desde una posición de amateur, pero con una impronta detallista, perfeccionista y ávido de superación constante, asumo el deporte como el resto de mis responsabilidades en la vida cotidiana con pasión, intensidad, dedicación y compromiso. Soy del pensamiento que las cosas para hacerlas, hay que hacerlas bien y en su máximo potencial posible.
Admito que soy un personaje comprometido desde siempre con el deporte, me gusta entrenar diariamente, sintiendo esto bueno para mi salud física como mental, lo considero una decisión que hace a un estilo de vida, en el cual el deporte, la alimentación y el cuidado de la salud son prioridades, a fin de sostener una óptima calidad física para una sana existencia.
Desde hace algunos años, mis entrenamientos tienen su eje central en la disciplina y la planificación ya que el Triatlón, deporte que finalmente me involucra, encuentra en mí un activo participante de sus competencias. En Triatlón para lograr estar competitivamente en condiciones, hay que practicar y ejercitar en forma metódica, ordenada e intercalada, las tres disciplinas que conforman este multidisciplinario deporte que son, natación, ciclismo y pedestrismo. He tenido la suerte desde mi inserción a este mundo del deporte de alto rendimiento, de contar con uno de los mejores preparadores de la especialidad del país, además amigo y asesor deportivo personal, Pablo Fajian, bajo su supervisión y control realizo mis entrenamientos.
Cuando mis actividades extra deportivas lo permiten, participo regularmente de competencias de Triatlón, de media o larga distancia de la clase Ironman o Medio Ironman, del que muchos han escuchado hablar alguna vez. Como lo mencionara antes, un atleta amateur es aquel que no obtiene ingresos económicos por la práctica deportiva, no está inscripto en asociaciones, ni figura en ranking alguno; el amateur lleva a cabo el deporte por pura pasión y por propia convicción. Los aficionados en general tenemos obligaciones familiares y laborales, compromisos sociales y privados, lo cual en consecuencia diluye cualquier pretensión de ingresar en el terreno profesional.
Después de analizar una y otra vez la posibilidad de participar de los nuevos Juegos Panarmenios, finalmente tome la decisión de asistir, sabiendo de antemano que la misma traería consigo muchos sacrificios. Volar 14.000 Km. desde Buenos Aires hasta la Madre Patria, requeriría de un alto costo económico y organizativo: pasajes, estadía, traslado de la bicicleta de competición, ausencia en mi actividad laboral, gastos generales en Armenia, etc. Deportivamente vendrían por delante largas horas de entrenamiento sin importar frío, calor o lluvias, pero el sueño de participar representando deportivamente al país que me viera nacer en la tierra de nuestros ancestros, bien valía la pena.
Así fue que convencido de lo que haría, con pasión, disciplina, sacrificio y mucho entusiasmo por lo que vendría, redoblé mis esfuerzos en las disciplinas de las cuales participaría, Atletismo y Ciclismo, sumando a mi usual entrenamiento de Triatlón de larga distancia, las técnicas y entrenamiento necesarios de running en pista de atletismo y ciclismo clásico para competencias en pelotón, siendo ambas técnicas nuevas para mi, pues en Triatlón los mecanismos son absolutamente diferentes. Así mismo fue que sin dudarlo invertí el ciento por ciento de mis horas libres al entrenamiento de las especialidades de las cuales participaría en Armenia, haciendo doble turno en las prácticas, sumando hasta veinticinco horas de entrenamiento semanales. La sola ilusión de participar de los Juegos en Armenia, resultaba para mí una oportunidad impensada y no tenía dudas en poner lo mejor de mí a fin de llegar en forma óptima.
A medida que transcurrían los meses del año 2014 la información técnica de las competencias relativas a ciclismo y atletismo se hacían más necesarias a fin de ajustar un plan de entrenamiento final, mis reclamos al ente organizador en Armenia nunca tuvieron respuestas concretas, resultaba evidente que se carecía de un plan ordenado, al menos para dichas especialidades, las respuestas evasivas tenían siempre el mismo final y era la confirmación que ambas practicas se llevarían adelante.
Como atleta responsable quería saber acerca de cuestionas técnicas de las competencias de Ciclismo y Atletismo en aquella geografía, tipo de bicicleta, estilo de competencia, superficie, distancias, localidades, etc. Así pasó todo el año 2014, sin tener información alguna referente a las competencias que supuestamente iría a participar. Comenzado 2015 había enviado hasta ese entonces más de veinte e-mails y decenas de llamados a supuestos organizadores y teóricos contactos en Armenia, virtualmente asignados para los deportistas armenios de la diáspora. Mi pregunta sería si los responsables de la organización de los VI Juegos Panarmenios eran conscientes que éstos no eran solamente para los atletas locales, sino para miles de connacionales del mundo con derecho a estar debidamente informados, detalle por detalle, para competir en igualdad de condiciones.
Toda la informalidad expuesta, ratificada en los comentarios en las reuniones con los delegados de otras especialidades en Buenos Aires, me provocaron como deportista un enorme sinsabor llevándome en dos oportunidades a desistir de mi participación, los responsables máximos de la delegación argentina supieron contenerme, asegurándome que las informaciones llegarían, pidiéndome paciencia y comprensión.
En medio de la imprevisión y desinformación, extendida hasta último momento, mi entusiasmo por participar deportivamente en Armenia seguía inalterablemente en crecimiento, es así que desconociendo que haría exactamente en Armenia en el terreno de las competencias, decidí adquirir los pasajes y realizar la reserva hotelera para ir una semana antes del inicio de los Juegos, en el intento de buscar previsibilidad y datos concretos en el propio escenario de las actividades que permitieran clarificar finalmente mi participación.
Los días transcurridos hasta la partida representaron emociones muy contradictorias, por un lado bastante desilusionado, pronto a emprender un viaje con finalidad deportiva, para el cual había entrenado más de dos años y como nunca me había ocurrido antes, en medio de una misteriosa, malintencionada o simplemente negligente actitud de los organizadores centrales, manteniendo en vilo a los participantes de este multitudinario evento internacional. Por otro lado, con solo pensar en estar en la tierra de nuestras raíces, respirar su aire, ver sus montañas, escuchar la música y el idioma que llevamos en la sangre, magnificado por la compañía de mis padres, me hacían imaginar un tiempo mágico e irrepetible.
Estar en Armenia con anticipación, me sirvió para ver con claridad muchas cosas, tomar información acerca de las especialidades que participaría, al confirmar mi inscripción hubo dudas, por lo cual reafirmé mi presencia en forma definitiva, logré finalmente informarme de las fechas, horarios y lugares de las competencias de Atletismo en pista (1500 y 5000 metros) y ciclismo (15 y 45 kilómetros) El resultado de las muchas idas y vueltas con 40 °C de calor, para conseguir todo eso tan simple y básico, con el costo de cansancio, mal humor, nervios y el tiempo perdido para aprovechar la estadía, hechos que un atleta debería evitar en los días previos a la competencia, pero fue así, ocurrió en Armenia y a mí, seguramente de suceder en otra parte habríamos puesto el grito en el cielo, presentar denuncias, hablar con la prensa, descalificar a los responsables, pero no, ni pensar, estábamos en casa. Esto no significa que las falencias se deban enraizar, justamente los comentarios guardan el único propósito que todo ello se corrija para ponernos a la altura de las organizaciones internacionales.
El domingo 2 de agosto, como por arte de magia, todo lo negativo pareció quedar en el olvido, la energía con la cual diera comienzo la Ceremonia de Apertura Oficial de los VI Juegos Pan Armenios 2015, superó todo. Ser parte de la espléndida delegación argentino-armenia, presenciar los fuegos artificiales, estar entre 6300 atletas armenios de todo el mundo, entrar al campo del estadio y desfilar por su perímetro con nuestra delegación, era algo soñado aunque no imaginado por mí. Me sentí realmente feliz y agradecido de poder estar allí, vivir esos momentos inolvidables, los que quedaran grabados por siempre en mi memoria. Afortunadamente los Juegos ¡habían comenzado!
4 de agosto: Mi primera participación olímpica, la competencia de ciclismo de 15 Km. Hasta ese día por la mañana, lo único que sabía era que a las 10:00 Hs. había una competencia de ciclismo en ruta. Para este evento nos habían citado a las 9:00 Hs. en un punto de la ruta 5M de la ciudad de Etchmiadzín. Como dato ilustrativo debo señalar que yo era el único deportista americano participando de la competencia, cruzando de otro continente con su bicicleta a fin de estar presente ese día y a esa hora representando a la comunidad argentino-armenia.
Con la única compañía de mis padres, llegamos puntualmente a la cita, luego que la imprecisa indicación del punto de partida obligara al chofer que nos conducía, a realizar consultas al respecto a los pobladores de la zona. Al llegar al supuesto punto de partida, en medio de una desolada ruta provincial, a casi cuarenta minutos de Ereván, cual pudimos encontrar gracias a la presencia de un ciclista parado a la sombra de un árbol, sospechando que ése era el lugar, cosa que tímidamente y con poca seguridad el deportista aseverara. La mal programada carrera de ciclismo de 15 Km. comenzó por ultimo a las 13.00 Hs. No será difícil imaginar el estado de situación, nosotros allí desde las 9:00 hs de la mañana al amparo de un único árbol protegiéndonos del sol con 40 °C de temperatura, esperando pacientemente que los restantes llegaran frescos y sonrientes, a cualquier hora. Los jueces fiscalizadores de la competencia llegaron tarde, las personas responsables de marcar las líneas del asfalto, que también se ocuparían de marcar la distancia del recorrido con conos de demarcación y retome, llegaron tarde, la ambulancia con médicos y enfermeros, también llegó tarde. Pero cuando todo parecía estar listo para comenzar, nos informan que no sería posible porque la policía que debía cortar y controlar el tráfico no estaba y tampoco tenían noticias de ella... había que seguir esperando.
Curiosamente, las casi cuatro horas de demora fueron sufridas por solamente el grupo de ciclistas provenientes de la diáspora, armenios del mundo. Los competidores locales provenientes de Ereván, Giumri, Armavir, por nombrar algunos, no tuvieron que padecer lo nuestro, ni ser observadores de la muestra de desorganización existente, ellos sorprendentemente llegaron minutos antes de la largada muy frescos, perfectamente equipados y descansados para volcar todo su potencial en la ruta. No quedaron dudas que para los deportistas de Armenia la comunicación fluida y puntual funcionaba a la perfección. Simplemente lamentable.
Triste para mí observar que mi gente no hace bien las cosas, por acción u omisión, quiero hacer algunas reflexiones de orden técnico para que se entiendan claramente. La competencia de ciclismo fue finalmente del tipo "contrarreloj". Estas competencias sean de las distancias que sean (en este caso 15 Km.) cada ciclista tiene una largada en forma individual cada un minuto e intenta hacer su mejor performance contra reloj. Son 15 Km. a la máxima velocidad, siendo ganador el que hace el menor tiempo. Otra triste y dudosa casualidad fue que que todos los competidores de Armenia y Líbano llegaran a la misma con los equipos técnicos específicos que esta requería. Las competencias de "Ciclismo Contrarreloj" se corren con bicicletas contrarreloj, para las cuales también existen los cascos aerodinámicos acordes, diseñados para lograr la aerodinámica necesaria sobre la bicicleta al momento de competir. Digo todo esto ya que las centésimas de segundos en estas disputas son claves y determinantes para consagrar el ganador. Estuve dos años tratando de recibir información a estos efectos, definiciones muy importantes para el gran desafío, desafortunadamente cuando me enteré de las reglas de juego ya era tarde, nada se podía hacer, de allí en más, mi mal humor.
En obvia desventaja técnica, pero con el corazón y las ganas intactas para dar lo mejor a la representación argentina, orgulloso y feliz de protagonizar mis vivencias deportivas en Armenia, con la inestimable presencia de mis padres, reconfortados con mi participación deportiva y social en estos días excepcionales. Vivencias únicas de la Madre Patria, sufrida, regada por la sangre de nuestros héroes, pero erguida y desafiante en busca de un futuro de grandeza. Un futuro que cada deportista de Armenia y la Diáspora fortaleció con su presencia en los escenarios de competición, con el sudor de la pasión deportiva iluminando nuestros sueños de vivir por siempre en paz, libertad y soberanía.
Volviendo a la competencia de 15 Km. finalizada la misma, agotado, exhausto, habiéndolo dejado todo, con la esperanza de acercarme al podio, el sueño de la medalla se había desvanecido pero el resultado, para mi sorpresa, parecía intrascendente, anecdótico, en esos momentos sentía una emoción a flor de piel, fuerte, inexplicable, sin lograr emitir palabras para describir esas sensaciones, seguía agotado con las pulsaciones aceleradas, abrace a mis padres con fuerza, intentando ordenar mis energías y lanzando un ¨¡Gracias!¨. Allí me di cuenta que finalmente quería eso, en ese abrazo, en ese día, en ese lugar, en ese momento, valorar la vida, sentir con intensidad la tierra de uno, saber amar y comprender a los demás, sentir la presencia de Dios que te permite despertar de muchas cosas en los momentos menos imaginables, sería el sol, sería el Ararat.
Las sorpresas con las cuales nos fuimos encontrando a medida que transcurrían los días en las restantes competencias que me fuera presentando, participando y acompañando, son material suficiente para un libro de vivencias y anécdotas, hermosas, auténticas, abiertas a la imaginación, solo Armenia puede inspirar aún a los menos sensibles.
En lo personal doy gracias a Dios por haberme permitido ser parte de los VI Juegos Panarmenios 2015, me quedo con el bellísimo recuerdo de la patria querida, de las personas que conocí, las experiencias singulares e irrepetibles, con el sabor de lo nuestro, dejando parte del corazón, de los sentimientos, allí en el imponente Cáucaso en cada viaje que realizamos.
Respecto a los Juegos en sí, el haber vivido personalmente cada instancia de los mismos, me otorga la autoridad necesaria para entender, analizar y opinar. Obviamente hay mucho para corregir, mejorar, estructuras que modificar y conceptos para refundar. Entre todos tenemos el deber de involucrarnos y participar activamente de cada cosa. Valorar y reconocer lo bueno, denunciar y corregir lo malo. Aunque callar es el camino más fácil, también es el más cobarde.
Mi intención es compartir los recuerdos gratos a través de estas líneas, despertar la conciencia respecto a las necesidades de nuestra Armenia y nuestro pueblo. La Diáspora es el mayor capital intelectual y económico de la Madre Patria, nuestros hermanos de aquellas tierras, garantes del sostenimiento de nuestra raza, por algo Dios creó al hombre con dos
manos.