Nikol Pashinyan destituyó finalmente al Jefe de las Fuerzas Armadas
El primer ministro Nikol Pashinyan destituyó al Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Onik Gasparyan, el 10 de marzo. Mientras tanto, el presidente Armen Sarkissian solicitó al Tribunal Constitucional determinar la constitucionalidad de la legislación utilizada para llevar adelante la destitución.
Sarkissian se había negado a firmar dos decretos de Pashinyan sobre el despido de Gasparyan, lo que indicaba que apelaría al Tribunal Constitucional para obtener claridad legal sobre la legislación en lo referido a las Fuerzas Armadas, mientras que afirmó el martes 9 de marzo que no había plazos estipulados en la Constitución para tal apelación.
Onik Gasparyan, por su parte, presentó una solicitud ante el Tribunal Administrativo del país: "Mi posición no ha cambiado: tanto el decreto de destitución como todo el proceso son inconstitucionales, lo que demuestra una vez más que solo la renuncia del Primer Ministro y las elecciones parlamentarias anticipadas ayudarán a superar la crisis actual", declaró Gasparyan en un comunicado.
Mientras tanto, Pashinyan nombró al teniente general Artak Davtyan como nuevo Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas. La decisión debe ser refrendada por el presidente Sarkissian.
El 25 de febrero, Gasparyan había pedido la renuncia de Pashinyan, una medida respaldada por los altos mandos militares del país, lo que llevó al Primer Ministro a intentar despedirlo, lo que requería la aprobación del Presidente. El presidente Sarkissian, el 27 de febrero, se negó a firmar el decreto de despido, argumentando que no se trataba de un cambio de personal regular. Al día siguiente, Pashinyan presentó una segunda solicitud de expulsión de Gasparyan, que nuevamente fue rechazada por Sarkissian, quien señaló en ese momento que buscaría la interpretación de la ley por parte del tribunal superior.
La decisión de Pashinyan provocó una nueva ola de manifestaciones, organizadas principalmente por el Movimiento de Salvación de la Patria. El Primer Ministro, por su parte, planteó que las declaraciones de Gasparyan constituían un golpe de Estado, una afirmación que solo fue respaldada por los presidentes de Turquía y Azerbaiyán, Recep Tayyip Erdogan e Ilham Aliyev respectivamente.