Pashinian y su pelea con la prensa armenia
Según lo afirma el reelecto primer ministro de Armenia Nigol Pashinian, la segunda fase de la revolución de "terciopelo" estaría en marcha. A poco de triunfar por enorme margen en las elecciones parlamentarias, el premier parece dar muestras de seguir necesitando desplegar su atrevida retórica contra todo aquel que pretenda opinar en contrario, sea este analista, periodista o político como él mismo.
Ante cada nota editada en la prensa escrita, digital o televisiva que contenga críticas de cualquier índole dirigidas a su gobierno, Pashinian reacciona como si recibiera ataques personales. “El 90% de los medios en Armenia está controlado por entidades que representan a los gobiernos anteriores u otras fuerzas políticas que se oponen a nosotros”, dijo recientemente el primer ministro en una de sus acostumbradas transmisiones por la red social Facebook. Su aprensión hacia sus excolegas llegó al punto de afirmar que existe una campaña mediática en su contra.
Un analista de la actualidad armenia sostiene que el estilo de gobierno de Pashinian lo obliga a buscar la permanente confrontación porque distrae la opinión pública al exigirle una y otra vez la manifestación de la empatía popular que conquistó desde el comienzo de las manifestaciones.
Y lo cierto es que por el momento no existe oposición en el país, porque, aunque en el activo de la Asamblea Nacional figuren los nombres de los diputados de los partidos Armenia Próspera y Armenia Luminosa como opositores, no representan riesgo alguno para el gobierno porque están muy lejos de querer involucrarse en una contienda política con quien por ahora es el dueño de la sartén.
El periodista Agassi Yenokyan plantea una teoría muy preocupante. Asegura que la libertad de expresión en el país está en grave riesgo de deterioro y quedará sujeta a enormes presiones en 2019. El experto agrega que uno de los motivos de la manifiesta incomodidad de Pashinian con la prensa es la cuestión de Artsaj.
Y parece tener razón porque cada vez que se menciona la posibilidad de hacer concesiones en el extenso diferendo que enfrenta Armenia con Azerbaidján, Pashinian elude una respuesta concreta y responde con lugares comunes que ya han transitado por largos años sus antecesores.
La gran incógnita es si el pueblo, que es el principal impulsor y sostén de Pashinian, mantendrá ese apoyo cuando trasciendan los verdaderas concesiones que reclaman la OSCE y el propio Aliev y que el gobierno estaría dispuesto a aceptar. El tema Artsaj está lejos de figurar en la superficie de las preocupaciones cotidianas de la administración Pashinian porque es una cuestión demasiado compleja y en la que obtener un triunfo parece imposible.
Entonces, se someten al calor de la discusión popular otros temas como los relacionados con las preocupaciones ambientales, la corrupción, los derechos humanos, y otras cuestiones menores. Esta agenda es muy fácil de manejar, mientras que la otra, la que contiene el conflicto de Karabagh, las relaciones con Rusia e Irán y las presiones de Europa y Estados Unidos, necesitan de profundas decisiones que parecen no querer tomarse en el corto plazo.
"Sólo la prensa puede presentar una oposición real a Pashinian, es por ello que el primer ministro lanza ataques contra los medios de comunicación", asegura Yenokyan, quien se desempeñó largos años como jefe de la oficina de Armenia de Radio Free Europe / Radio Liberty de Ereván.
La pelea de los gobernantes con la prensa no es algo nuevo. Sin embargo, es realmente preocupante que no exista la mínima tolerancia frente a las opiniones en contrario, porque esa postura reflejaría el sentimiento de sentirse el exclusivo dueño de la razón, y ése es un pecado del que es difícil retornar.
Jorge Rubén Kazandjian