Por la patria que soñaron los héroes de 1918
Dos mil años transcurrieron desde aquel lejano 189 a.C. –cuando el rey Ardashés I (Artaxias) logró unir a los habitantes de la meseta de Armenia y fundar el primer estado armenio de la historia- hasta el año 1918 de nuestra era. Durante ese largo período y en varias ocasiones, los armenios crearon reinos independientes. El último en Cilicia, cayó en 1375. Seis siglos después, en condiciones extremadamente adversas, surgió el estado armenio contemporáneo, base de la actual República de Armenia.
En nuestra larga y turbulenta historia, los factores externos fueron decisivos debido a la ubicación geográfica de Armenia en la encrucijada de Occidente y Oriente. La presencia permanente de poderosos imperios a ambos lados mantuvo -desde el año 387 d.C.- dividida en dos la patria histórica armenia (Medz Haik). A partir de allí entraron en nuestro vocabulario y en nuestra vida colectiva, los conceptos de Armenia "occidental" (bizantina y otomana) y "oriental" (persa y rusa).
El siglo XX nos encontró en la misma situación, divididos entre la Turquía otomana y la Rusia zarista. Pero aún faltaba lo peor: la Primera Guerra Mundial y el genocidio de nuestro pueblo en Armenia Occidental. La Revolución de Octubre en Rusia y la vuelta “a casa” del ejército ruso nos dejó solos en un gran frente de batalla contra Turquía, que amenazaba con invadir la Armenia oriental. El propósito era claro: continuar con la “limpieza étnica” de la población armenia para completar el ideal pan-turquista de los Jóvenes turcos.
En mayo de 1918, ante el peligro de aniquilación total, el conjunto del pueblo armenio -sin distinciones políticas, bajo las órdenes de Aram Manoukian- escribió la página más gloriosa de su historia moderna. Las batallas decisivas en Sardarabad, Pash Aparán y Garakilisé, detuvieron el avance turco y los acontecimientos políticos en el Cáucaso crearon un momentum crítico: la decisión del Consejo Nacional Armenio, con sede en Tiflís, de asumir el mando exclusivo de las provincias armenias, fue el primer paso para la creación de un estado armenio independiente. Así, el 28 de mayo marca el punto de partida de una nueva era para la nación armenia. Y el mismo día, un año más tarde, la proclamación de la unión con Armenia occidental hizo realidad el sueño de generaciones enteras.
A tan sólo tres años del genocidio, en circunstancias extremas, con cientos de miles de refugiados y miles de huérfanos de Armenia occidental, con las epidemias y la hambruna diezmando a la población, la creación de una entidad estatal no fue tarea fácil.
Sin embargo, en dos años y medio de vida independiente, la generación de la primera república logró lo imposible: sentar las bases de un Estado democrático y parlamentario, con su capital Ereván y el símbolo tricolor. Con la creación de un poder judicial independiente, la fundación de la Universidad estatal y lo más avanzado para la época: el voto femenino y la participación de la mujer en el ámbito legislativo y diplomático.
A pesar de que los "aliados" reconocieron el estado incipiente primero de facto y luego de jure con el Tratado de Sevres en agosto de 1920, la situación internacional y la política imperante en la región -los kemalistas en Turquía y los bolcheviques en Rusia- lograron poner fin a los esfuerzos de los armenios por una vida libre e independiente. Los intereses políticos de las Grandes Potencias pusieron la lápida a la cuestión armenia con el famoso Tratado de Lausana. Tuvieron que pasar otros 70 años hasta 1991, cuando, con la caída de la Unión Soviética, se creó la oportunidad de recuperar la independencia de la actual república.
Cien años después, el pueblo de Armenia, especialmente su juventud, vuelve a estar al frente de la lucha. Antes fue contra el enemigo externo y por la salvación de la patria. Hoy la lucha pacífica se está llevando a cabo para vivir en una democracia libre y justa. Para desenmascarar a una dirigencia política corrupta que se enriqueció en las últimas dos décadas a costa de la población. Para detener la migración y vivir con dignidad en la patria que soñaron y por la cual se sacrificaron los héroes de 1918.
*Exdirector del Diario Armenia