Qué fue el Comité Volsky y por qué puede incidir en el estatus final de Artsaj
Fue un intento del declinante poder soviético a finales de los años ochenta pero que, insospechadamente, hoy representa un marco jurídico propicio en la mesa de negociaciones futura.
Hace diez días el ministro interino de Relaciones Exteriores de la República de Artsaj, David Babayan, se refirió a las declaraciones del canciller ruso Sergei Lavrov, acerca de que el Protocolo de Almá-Atá, firmado hace 31 años por las exrepúblicas soviéticas, recientemente independizadas, reconoce la integridad territorial de Azerbaiyán y establece que “el Óblast Autónomo de Nagorno Karabaj era definitivamente parte de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán”.
En esa ocasión Babayan aseguró que esa declaración no se corresponde con la realidad y que al momento de la firma del citado protocolo el óblast ya no dependía administrativamente de Bakú.
En una entrevista concedida a News.am, Babayan aseguró que por alguna razón cuando se habla del conflicto entre Azerbaiyán y Artsaj y se hace alusión al Protocolo de Almá-Atá muchas personas sostienen que el documento reconoce la integridad territorial de Azerbaiyán incluyendo a Nagorno Karabaj.
Sin embargo, aseguró que “esto no es cierto. La declaración dice ‘reconociendo y respetando la integridad territorial de cada uno y la inviolabilidad de las fronteras existentes’”.
En política internacional y mucho más cuando se trata de cuestiones territoriales y jurídicas, los términos y las fechas son cruciales. Y hoy, a más de tres décadas de su firma, el Protocolo de Almá-Atá adquiere una dimensión hasta ahora desconocida.
Es que, durante la reunión del primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, y el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, en Praga el pasado 7 de octubre, a instancias del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, se acordó buscar un tratado de paz entre las dos naciones caucásicas, sobre la base de la Carta de las Naciones Unidas y el Protocolo de Almá-Atá.
Antecedentes del protocolo
El Protocolo de Almá-Atá se firmó el 21 de diciembre de 1991, tres meses luego de que Artsaj declarara su independencia el 2 de septiembre, y lo hizo a través de la reunificación del antiguo Óblast Autónomo de Nagorno Karabaj (NKAO), la región de Shahumian y la subregión de Getashen.
El Protocolo de Almá-Atá fue suscrito por Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Moldavia, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán y dio nacimiento formal a la Comunidad de Estados Independientes (CEI).
Por parte de Armenia, firmó el protocolo el presidente Levón Ter Petrosyan, y por Azerbaiyán, Ayaz Mutalibov, también el primer presidente de ese país. Técnicamente, la Unión Soviética se disolvió unos días antes, a través del Tratado de Belavezha el 8 de diciembre de 1991 y allí se sentaron las bases de la CEI que se formalizó en Almá-Atá.
Además, el 10 de diciembre de 1991 en cumplimiento de la reglamentación de la legislación soviética se realizó un referéndum en Artsaj, donde el 95% de la población votó a favor de la independencia. La población de origen azerí también fue invitada a participar del referéndum pero en la práctica hubo un boicot.
Pero este referéndum tiene su origen en la Ley de Abolición del Óblast Autónomo de Nagorno Karabaj, una moción aprobada por el Soviet Supremo de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán y promulgada por el presidente azerí Ayaz Mutalibov el 26 de noviembre de 1991.
La mano de Moscú
Pero ante la tensa situación que se arrastraba desde comienzos de 1988 tras las masacre de Sumgait, el gobierno soviético había decidido intervenir aunque sin lograr estabilizar la situación, designando en julio de ese año a Arkady Volsky, un hombre de confianza de Mijail Gorbachov y, a la postre, uno de los tres vicepremier de la URSS al momento de la disolución en 1991.
Volsky ocupó el cargo de presidente del Comité Especial de Gestión para Nagorno Karabaj entre el 24 de julio de 1988 y el 20 de enero de 1990. Fue nombrado representante del Politburó en la provincia de Karabaj y gobernador de la provincia y Soviet Supremo en Karabaj. De esta manera, Nagorno Karabaj pasaba a depender directamente del Politburó de la URSS, mucho antes de que el gobierno de Bakú intentara disolver el oblast de Nagorno Karabaj.
En enero de 1989 se publicó un artículo del programa “Paz a la tierra de Karabaj” donde Arkady Volsky señalaba: “Recordemos al menos cómo surgió y se desarrolló el movimiento de Karabaj. ¿Por qué la gente planteó la cuestión de unirse a Armenia? Porque vieron que el antiguo liderazgo de Azerbaiyán llevó cada vez más a la región a un punto muerto, trató de romper los lazos naturales de la población armenia con Armenia en el campo de la cultura, el idioma, fijó ciertos obstáculos a la intelectualidad de habla armenia”.
Y agregó: “¡Todo esto es la realidad! ¡Todo esto es la verdad! En ningún lugar me he encontrado con tanta negligencia, desprecio por el destino de las personas como en Nagorno-Karabaj".
Si bien Arkady Volsky propuso desarrollar la economía local, y afianzar los lazos económicos y culturales del Óblast Autónomo de Nagorno Karabaj con Armenia y evitar situaciones de discriminación, el gobierno soviético, del que dependía el mismo Volsky, se opuso a un cambio de estatus del óblast. El pedido de reunificación de Nagorno Karabaj con Armenia fue visto por Mikhail Gorbachov y el propio Volsky como un extremismo político.
Historia reciente
“Cuando hablamos del Protocolo de Almá-Atá, debemos presentar el cuadro completo. En ese momento (diciembre de 1991), Artsaj no formaba parte de Azerbaiyán. Desde 1988, estuvo de facto fuera del control de Azerbaiyán. En 1991 ya era de jure” tras declarar su independencia, planteó Babayan la semana pasada.
Y dio más detalles, este hombre nacido en Stepanakert hace 49 años. “Por cierto, el Óblast Autónomo de Nagorno Karabaj fue la única formación administrativo-territorial en la URSS, una entidad autónoma, que fue eliminada de la república de la Unión y subordinada al centro. Estoy hablando del Comité Volsky”.
Y enfatizó: “Además, el Comité de Supervisión Constitucional de la URSS consideró ilegítima la decisión del Soviet Supremo de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán sobre la disolución del Óblast Autónomo de Nagorno Karabaj y la anuló”.
Pero “el mismo comité no consideró ilegítima la proclamación de la República de Nagorno Karabaj y su referéndum. La interpretación correcta de los documentos es muy importante en el derecho internacional”, remató Babayan.
Carlos Boyadjian
Periodista
coboyadjian@yahoo.com.ar