¿Qué pasa por la cabeza de Azerbaidján y Turquía?
En los últimos tiempos tuvieron lugar distintos sucesos que podrían modificar el actual estado de cosas en la región. En primer lugar, el affaire del lobby azerí, que finalmente fue desnudado por la prensa europea, afectó sobremanera al gobierno de Aliev que en su desconcierto no tuvo mejor idea que responsabilizar a los armenios de haber impulsado el llamado “laundromat” o lavandería. La fortaleza de las pruebas ofrecidas por los periodistas autores del informe demuele cualquier argumento azerí en contrario.
Por otra parte, la fallida intervención de Ilham Aliev en la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde una vez más amenazó a los armenios, demuestra el debilitamiento que su régimen padece en la actualidad, necesitado con urgencia del apoyo que Turquía parece ofrecerle.
Días atrás, el ministro de Defensa turco Nurettin Canikli, viajó a Bakú para reunirse con el mandatario azerí. “La liberación de Karabagh es muy importante y tarde o temprano estos territorios serán rescatados de la ocupación armenia”, declaró demagógicamente el funcionario turco, quien agregó muy suelto de cuerpo: “El deseo del pueblo de Azerbaidján es de suma importancia para Turquía”.
Un frente que amenaza con generarle problemas al “sultán” Erdogan, es el reciente referendo kurdo. El presidente turco acusó a la Mossad, el servicio de inteligencia israelí de ser el mentor de la decisión del Kurdistán iraquí. Según Erdogan, el hecho de que los kurdos enarbolaran banderas israelíes es una prueba del involucramiento de ese estado en la cuestión kurda.
Ankara también tiene motivos para examinar su política con los armenios. En esa dirección hay que tener en cuenta la declaración de Serge Sarkissian en la ONU donde anunció que Armenia daría de baja los polémicos protocolos de Ginebra, debido al desinterés turco en seguir adelante con la “reconciliación” con Armenia. Por supuesto, muchos afirman desde el comienzo de esta historia que jamás estuvo en el interés de Turquía recomponer sus relaciones con Armenia, sino que accedió a la instancia de los protocolos con el fin de generar más presión a ese país buscando favorecer los intereses azeríes en el diferendo de Nagorno Karabagh.
Otra cuestión que ronda en el sur del Cáucaso, es la versión que circula desde hace semanas en dirección a que el Grupo de Minsk, o mejor dicho los representantes de Estados Unidos y Francia se estarían alejando de su compromiso por mediar en el conflicto karabaghí. Algunos analistas aseguran que Moscú asumiría el compromiso de poner fin a un enfrentamiento que lleva casi treinta años.
Pero nadie puede asegurar que esa sea una buena noticia para los armenios porque la política regional tiene muchas aristas y seguramente Putin y los suyos tienen planes con objetivos más significativos para sus propios intereses que trabajar para encontrar una solución pacífica y justa para Armenia y Artsaj.
Por de pronto, los francotiradores enemigos se siguen cobrando jóvenes vidas armenias en la línea de contacto. Las fuerzas armadas armenias aseguran tener todo bajo control y estar preparadas además para devolver golpe por golpe. Esto, sumado a la reciente declaración del titular de la cartera de Defensa armenia en dirección a que el país se convertirá en fabricante de armamentos, hace presuponer que tendremos muchos años más de enfrentamientos y combates con las consiguientes pérdidas humanas armenias. Tal vez sea pecar de pesimismo, ojalá que la realidad nos demuestre lo contrario.
Jorge Rubén Kazandjian