Se presentó Matar al tirano, la historieta argentina sobre el ajusticiamiento del genocida Talaat Pashá
En la sala Tuñón del Centro Cultural de la Cooperación, el 6 de agosto de 2024, se presentó el libro Matar al tirano. El panel estuvo compuesto por Lautaro Ortíz, autor de la obra; Juan Sasturain, exdirector de la revista Fierro, exdirector de la Biblioteca Nacional y galardón Hrant Dink del CNA 2011; Rep (Miguel Repiso), dibujante y galardón Hrant Dink 2017; Pablo Alí, escritor y corrector y Pablo Muñoz, editor de Deux Books.
La obra, que combina la narrativa gráfica con el rigor histórico, relata los acontecimientos en torno al Genocidio Armenio y el ajusticiamiento de Talaat Pashá, el Gran Visir del Imperio turco-otomano, uno de los ideólogos y perpetradores directos del crimen, por el joven Soghomón Tehlirian, el 15 de marzo de 1921 en Berlín, el puntapié inicial de la Operación Némesis.
La presentación comenzó con las palabras del moderador, Pablo Alí, que tras recordar cómo conoció al alma mater del proyecto, Eduardo Kozanlian, destacó la singularidad del libro y la importancia de su lanzamiento. “Lo interesante de este libro es cómo ante la falta de justicia, ante la falta de un juicio y de un reconocimiento histórico de este genocidio, surgió la posibilidad de matar al tirano (Talaat Pashá)”. Más adelante, Alí resaltó que el libro presentado “es heredero del querido Osvaldo Bayer ya que tiene un interesante prólogo escrito por él”.
El segundo en tomar la palabra fue Lautaro Ortiz, quien contó que Juan Sasturain (director de la revista Fierro en el momento de la publicación de la tira -2015) le acercó la propuesta de Kozanlian de publicar una historieta referida al tema del Genocidio turco contra el pueblo armenio. Ortiz describió la inspiración detrás de su narrativa y el proceso de creación de la historieta.
“La pregunta que uno se hace cuando tiene que encarar este tipo de trabajo es ¿por dónde entro? ¿Qué cuento? En el caso de este hecho trágico y político es más difícil. Además, uno como guionista tiene que pensar en el dibujante. ¿Qué puede dibujar? ¿Qué quiere dibujar? Mientras estaba escribiendo y en medio de estos debates internos leo Un proceso histórico y me doy cuenta que este libro es realmente una maravilla, en especial la transcripción taquigráfica del juicio que someten a Soghomón Tehlirian en Alemania. Es un texto muy fuerte, trágico, pero a la vez un texto ´literario´, que tiene polenta como documento. Relata las alternativas del juicio y cómo Tehlirian enfrenta la acusación de asesinato y cuáles son las estrategias para salir de ese atolladero jurídico. Entonces dije ´tenemos que arrancar por acá´, detalló.
Ortiz recordó el prólogo de Eugenio Zaffaroni de Un proceso histórico donde queda en claro que fue un juicio a un hombre que mata a un hombre o que mató al mecanismo de un Estado genocida. “Hay que recordar que toda la familia terrenal de Tehlirian es asesinada y él es el único sobreviviente porque logra escaparse”, dijo. “Él alega que en los sueños, o en apariciones, tiene a su madre recriminándole por qué no hace algo, o en Berlín diciéndole: ahí está el asesino de tu familia y de tu pueblo, ¿por qué no lo matás?”
Más adelante se refirió a sus conversaciones con el ilustrador de la obra, Ignacio Minaverry. “Él me propuso buscar un escenario, un telón de fondo para la historieta. Es ahí que me entero que su último año de la vida de Soghomón Tehlirian fue en San Francisco, Estados Unidos, en el año 59 y armamos el guión de la última etapa de su vida rodeado por un montón de cambios políticos y sociales: los finales de la Generación Beat, la Revolución cubana, las revoluciones en África, etc. Un mundo totalmente cambiante y aparece nuevamente la figura de Soghomón recordando su tragedia”.
En un momento de la presentación se planteó cómo ilustrar el horror a lo que Rep respondió que “lo que hay que hacer es seguir la ruta de la historieta que tiene su propio lenguaje, sus propias armas y hay que aprovecharlas. Esta no es la primera experiencia en el tema, dijo. Si vamos para atrás, vamos a encontrar muchos ejemplos acá y afuera”, agregó el dibujante dando una serie de ejemplos de la historia del género.
Rep hizo referencia a Maus (del historietista estadounidense Art Spiegelman) como impulsor de una corriente de dibujo que no es absolutamente realista con el que se puede contar un súper drama. “Todo se puede en historieta”, afirmó. “Se puede hacer Operación Masacre, por ejemplo. Se puede contar una historia muy angelical con un dibujo muy dramático y viceversa”.
Juan Sasturain calificó como excelente la labor de Laurtaro Ortiz y de Ignacio Minaverry. “Me acuerdo que Eduardo Kozanlian nos arrimó la idea de hacer una versión en historietas de este tema y de este juicio, tuvimos la posibilidad de ver algunas otras versiones de temática armenia, algunos libros europeos. Eran textos ejemplares, textos que, más allá de cuál fuera su perspectiva ideológica, estaban sostenidos por la necesidad de una cosa ejemplar, descriptiva. Matar al tirano es otra cosa. Es una historia tremebunda, notablemente armada, escrita por su valor en sí”.
“Supongamos que esto fuera una pura ficción, que no tuviera ninguna referencia histórica a la cual remitirse: se sostiene absolutamente, eso es muy importante. Tiene personaje, los personajes viven por sí. En esa ambigüedad de la argumentación durante el juicio, el imperativo de la madre y su verdadera o más o menos fingida condición estética”, sostuvo Sasturain.
El experimentado editor de Deux Books, Pablo Muñoz, se refirió a la industria editorial y a los grandes dibujantes y guionistas de historietas que tiene la Argentina. “Tenemos una generación que tiene el problema de trabajar más fuera que dentro de nuestro país”. Más adelante habló en particular de Ignacio Minaverry, el dibujante de Matar al tirano y remarcó que combina muy bien su estética moderna y al mismo tiempo hace una reconstrucción de época desde una visión distinta.
En otro tramo de la charla, Muñoz remarcó que "es llamativa la cantidad de obras sobre la Primera Guerra Mundial, mucho más sobre la Segunda Guerra Mundial, sobre las operaciones nazis, sobre Stalin, y sobre un montón de cosas más, incluso en el arte, pero el Genocidio Armenio es un tema que no se suele contar, no se suele tratar y no se suele publicar".
Pablo Kendikian
¿Hay derecho de matar al tirano porque éste ha hecho genocidios con su propio pueblo o con otros pueblos?", indicaba Osvaldo Bayer en una de sus columnas. El historiador emparentaba a Tehlirian con dos casos argentinos: "Cuando el anarquista alemán Kurt Gustav Wilckens mató al fusilador de 1500 peones rurales en la Patagonia, y el del anarquista ruso Simón Radowitzky, que le quitó la vida al jefe de la policía de la Capital Federal, coronel Ramón L. Falcón, por haber sido el autor de la matanza de obreros el 1º de mayo de 1909. Wilckens fue asesinado en la cárcel por un guardia cárcel y Simón Radowitzky pasó 21 años de prisión en Ushuaia, cárcel que fue denominada 'la Siberia argentina'. En cambio, el joven armenio Tehlirian fue absuelto por el tribunal alemán en Berlín porque 'matar al tirano' no es delito".