Serge Sarkissian: “El pueblo de Artsaj no tuvo otra opción que recurrir a la legítima defensa”
Nueva York (Oficina de prensa presidencial).- El presidente de Armenia Serge Sarkissian participó de la 72ª edición de la Asamblea General de la ONU en la sede que esta organización tiene en Nueva York. Como ya es tradición cada año, el jefe de estado armenio pronunció un enérgico discurso cuyos pasajes más relevantes publicamos a continuación.
“Aprovecho esta oportunidad y felicito nuevamente al Sr. Antonio Guterres por su elección como Secretario General de la ONU. Distinguido señor, le deseamos éxito en el cumplimiento de su importante misión. Las prioridades que declaró gozan del apoyo de la República de Armenia.
En 2017 celebramos el 25º aniversario de la adhesión de Armenia a las Naciones Unidas. Desde el 2 de marzo de 1992, la bandera tricolor armenia luce en esta sede de las Naciones Unidas como un resultado lógico y buscado del ejercicio de nuestro pueblo de su derecho fundamental a la libre determinación.
A través de los años, Armenia se ha convertido en un miembro de pleno derecho y responsable ante la comunidad internacional. Existieron muchos desafíos antes de nosotros, y los resistimos con dignidad, el más importante e intrincado de estos fue el conflicto de Nagorno-Karabagh.
Es la quinta vez que tengo la oportunidad de hablar desde este estrado y de nuevo estoy obligado a abordar el conflicto de Nagorno-Karabagh. Preferiría hablar de paz, progreso y cooperación, pero desafortunadamente todavía no hemos llegado a ello. Por lo tanto, es mi deber explicar por qué estamos tan lejos de este objetivo.
La nueva fase de la lucha por la autodeterminación que tiene el pueblo de Artsaj comenzó hace casi treinta años… La política azerí culminó en las masacres, la limpieza étnica y la deportación masiva de la población armenia de ese país. Una vez que en los distritos poblados por armenios borraron a los mismos, el gobierno de Azerbaidján continuó con su política de destrucción sistemática del vasto patrimonio cultural y espiritual armenio en estos territorios.
Resulta evidente que, en tales circunstancias, que el pueblo de Artsaj no tenía otra opción que recurrir a la legítima defensa. La dura guerra de 1992-1994, sus consecuencias y las negociaciones que siguieron no sirvieron de lección para Azerbaidján. El año pasado, en abril, esta nación desencadenó una guerra de cuatro días, que llegó a probar que el objetivo que persigue es el exterminio del pueblo de Artsaj.
En el curso de la ofensiva militar desencadenada en 2016, las Fuerzas Armadas azeríes cometieron varios crímenes contra la población civil y los prisioneros de guerra. Aquí estoy obligado a mencionar que un soldado que cometió tales atrocidades ha sido condecorado con un alto premio estatal por el mismo presidente ante las cámaras.
Ha sido durante años que el discurso del odio y la ‘Armeniofobia’ forman parte de la política estatal de Azerbaidján. Se ha esparcido profundamente en los programas escolares e intoxicando a los más jóvenes. Hace años que varias organizaciones especializadas intergubernamentales y no gubernamentales, que se ocupan del racismo y la xenofobia,han encendido las alarmas al respecto.
Todo esto nos lleva a creer que el ejercicio del derecho a la autodeterminación por parte del pueblo de Artsaj tiene un significado existencial. En este sentido, transmito la visión consolidada de Armenia y Artsaj, así como la que comparten los armenios de todo el mundo. Traigo este mensaje de Ereván, donde en este momento se está llevando a cabo la Conferencia Armenia-Diáspora.
Todo el mundo debe ser consciente de que para el desarrollo democrático de Artsaj, Azerbaidján simplemente simboliza un atraso casi medieval. No hay ningún fundamento legal o moral para que presenten reclamación alguna sobre este territorio. Nagorno-Karabagh nunca fue parte de la Azerbaidján independiente, y por lo tanto sus intentos de su anexión a ese marco estatal en particular no pueden justificarse.
Hoy en día Artsaj es una sociedad democrática establecida. Nuestro lema común y el compromiso de "no dejar a nadie atrás" debe ser el hito que guíe el trabajo de la familia de las Naciones Unidas. Es precisamente por esa razón que creo que el pueblo de Artsaj nunca debe estar aislado de la implementación de los proyectos de desarrollo sostenible.
Creo firmemente que la situación no resuelta del conflicto de Nagorno-Karabagh no debería tener ningún impacto en el ejercicio de los derechos de su pueblo. Se trata, en primer lugar, de derechos inalienables para cualquier ser humano. Se trata del derecho a la vida, a organizar la vida pública, a formar libremente el propio gobierno, a comunicarse sin obstáculos con el mundo exterior y muchos otros más.
Armenia contribuye constantemente y contribuirá a la mejora de las condiciones de este pueblo y a su desarrollo sostenible y democrático. Nadie tiene el derecho de crear obstáculos para estas iniciativas. El estatus jurídico de Artsaj o, más exactamente, la falta de reconocimiento jurídico internacional, no constituye ni puede constituir un obstáculo para que las mujeres y los hombres que viven allí ejerzan sus derechos.
Creemos firmemente que no hay otra alternativa que la resolución pacífica del conflicto de Nagorno Karabagh. En este momento, desde este podio eminente, reitero nuestro compromiso en este punto. Mientras tanto, todos deben ser conscientes de que esta es una cuestión de derechos humanos. Puede resolverse exclusivamente a través de uno de los derechos humanos fundamentales e inalienables, el derecho de los pueblos a la autodeterminación.
Al final del día, cualquiera sea la opción para la resolución del conflicto, la República de Artsaj no puede gozar de un estatus y una libertad inferior a la que tiene hoy. Azerbaidján debe reconocer y respetar el derecho del pueblo a decidir su propio futuro mediante la libre expresión de la voluntad. Todos los mecanismos internacionales y nacionales disponibles deben garantizar la seguridad de la población armenia de Nagorno-Karabagh.
Cuando hablé por última vez aquí y me referí al proceso de reconocimiento internacional del Genocidio Armenio, consideré como mí deber expresar una vez más nuestra gratitud a todas las naciones que reconocieron el horrendo crimen cometido contra mi pueblo durante el Imperio Otomano.
Es mi deber expresar gratitud desde este eminente estrado de honor y responsabilidad a todos los países que han reconocido o reiterado su posición sobre el Genocidio Armenio.
Les doy las gracias por ello, independientemente del formato y el lenguaje adoptado. Doy las gracias a las numerosas naciones, individuos, organismos estatales, entidades regionales y organizaciones, que llamaron a las cosas por su nombre. Esto es importante ya que la negación abre el camino para nuevos crímenes de este tipo.
En este contexto, recordamos que en el próximo año la familia de las Naciones Unidas conmemorará el 70º aniversario de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. Armenia presentará una nueva iniciativa en esta ocasión e invitamos a todos a unirse a nosotros y defender esta iniciativa.
Acerca de los protocolos
Sin embargo nunca hemos hecho del reconocimiento del Genocidio Armenio una condición previa para la normalización de las relaciones bilaterales entre Armenia y Turquía. De hecho, fue por iniciativa de Armenia que se inició un proceso de normalización que dio lugar a la firma de los protocolos de Zurich en octubre de 2009. Sin embargo hasta el día de hoy esos documentos no han sido ratificados. El Gobierno de Turquía presentó condiciones absurdas para su ratificación, contrarias a la letra y al espíritu de los mismos. Expresé las opiniones claras del pueblo armenio sobre este tema hace tres años, cuando hablé desde este mismo lugar.
Ahora ha llegado el momento de obtener más explicaciones. Los dirigentes de Turquía se equivocan si piensan que esos documentos pueden ser suspendidos por siempre y ratificados solo en el momento más oportuno desde su punto de vista. Los protocolos se negociaron en las circunstancias existentes para encontrar soluciones a las cuestiones realmente existentes.
Armenia declarará nulos estos dos protocolos, ya que carecen continuamente de progresos positivos hacia su aplicación, y entraremos en la primavera de 2018 sin ellos.
Pese a esto, Armenia sigue creyendo que los dos estados vecinos deben establecer y disfrutar de relaciones normales con el fin de abordar todos los posibles desacuerdos entre nosotros y encontrar soluciones a tal discordia.
Esta es la convicción que nos guía en nuestro compromiso con los diversos procesos de integración. Hoy, Armenia es miembro activo de la Unión Económica Euroasiática y con su trabajo no escatima esfuerzos para contribuir al libre movimiento de bienes y servicios en esa gran área económica y, por lo tanto, ayudar a promover el bienestar para todos. Ya hemos registrado algunos logros en ese sentido, y eso nos hace sentir esperanzados para el futuro. También tenemos previsto cerrar este Acuerdo de Asociación Ampliado con la Unión Europea, lo que, a nuestro juicio, nos ayudará a dar un nuevo impulso a las reformas institucionales implementadas en Armenia.
Damas y caballeros, la actual inestabilidad en Oriente Medio sigue siendo, lamentablemente, un serio desafío. Es con gran dolor que hemos estado siguiendo la crisis en Siria y la situación humanitaria allí, la que ha provocado el sufrimiento de la población civil, incluida la comunidad armenia de este país. Dentro de sus posibilidades, Armenia se esfuerza por mitigar el sufrimiento del pueblo sirio mediante la prestación de asistencia humanitaria. También expresamos nuestra voluntad de participar en posibles debates sobre los esfuerzos de pacificación en Siria bajo el auspicio de las Naciones Unidas.
Distinguido señor Presidente, no tengo ninguna duda de que nuestra familia de las Naciones Unidas puede garantizar una nueva calidad de cooperación que nos permita soportar los retos mundiales y regionales contemporáneos. Con este objetivo, Armenia participa en varias operaciones de las Naciones Unidas por el mantenimiento de la paz. Además, estamos dispuestos a aumentar nuestra contribución en Líbano y Malí a las misiones de la FPNUL y la MINUSMA, respectivamente.
Armenia, un país sin salida al mar, situado en esta enmarañada región, un país con escasos recursos naturales, ha subrayado continuamente que el capital humano es su recurso más valioso. Es, de hecho, es un paso correcto tanto para Armenia como para toda la familia de las Naciones Unidas, el que debamos centrarnos en las personas, además de esforzarnos por lograr la paz y una vida decente para todos, en un planeta sostenible.
Les agradezco la atención.