“Si buscan los responsables de la masacre de Khodjalu, pueden encontrarlos en Azerbaidján"
Artak Zakarian, presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Asamblea Nacional Armenia, calificó los reclamos de Bakú sobre la cuestión de Khodjalu como pura propaganda. “La costosa campaña que emprende Azerbaidján en diferentes rincones del mundo dedicada a la así llamada “masacre de Khodjalu” sigue su fraudulenta marcha”, aseguró el parlamentario.
El 26 de febrero de 1992 tuvieron lugar una serie de eventos en Agdam que ahora se identifican como la “masacre de Khodjalu” por parte de Azerbaidján. En realidad el pueblo de Khodjalu fue durante varios meses uno de los bastiones del ejército azerí en el corazón de la región de Nagorno Karabagh y tal como ya lo reconoció Human Rights Watch atacó a las poblaciones de Stepanakert y muchas aldeas de la región con armas pesadas provocando muchas bajas civiles.
Además, el continuo accionar de los francotiradores azeríes provocó no sólo la muerte o la mutilación de víctimas inocentes, sino también la destrucción de viviendas, escuelas, iglesias y otros objetivos no militares, aterrorizando a los pobladores armenios. En ese sentido, la supresión del fuego enemigo se había convertido en una cuestión de supervivencia para el pueblo de Artsaj.
Eynulla Fatullayev, periodista azerí, dijo entonces: “Varios días antes del ataque, los armenios habían estado advirtiendo continuamente a través de altavoces a la población sobre la operación militar prevista, sugiriendo a los vecinos de Khodjalu que abandonen la ciudad a través del corredor humanitario que respetarían los armenios”. Según las palabras de los propios refugiados, ellos utilizaron el corredor y de hecho, los soldados armenios situados alrededor del mismo no abrieron fuego contra ellos.
Sin embargo, Fatullayev continúa “...parte de los habitantes de Khodjalu recibieron disparos de las propias tropas azeríes. Sea accidental o no, es un hecho que será determinado por los investigadores. Muchos fueron asesinados no por misteriosos tiradores, sino por provocadores del Frente Nacional de Azerbaidján que se alistaban en las tropas nacionales. Los cadáveres fueron mutilados por nuestros propios soldados...”
Ayaz Mutalibov, el entonces presidente de Azerbaidján, culpó a sus oponentes políticos por los asesinatos en Khodjalu. Dijo en 1992 en una entrevista formulada por la publicación rusa Nezavisimaya Gazetta que “El corredor por donde pasaron los civiles de Khodjalu había sido abierto por los armenios. ¿Por qué tendrían ellos que abrir fuego? Todo fue organizado con el fin de tener motivos para pedir mi renuncia. Algunas fuerzas actuaron para desacreditar al presidente”.
El hecho de que los habitantes de Khodjalu fueron víctimas de la feroz lucha política interna por el poder en Azerbaidján fue confirmada también por Karayev, otrora presidente del Consejo Supremo de Azerbaidján, su sucesor Mamedov, el activista de derechos humanos azerí Yunusov y otros dirigentes de la época.
De acuerdo a un informe dado a conocer en 1992 por el diario azerí Bilik-Dunyasi, Heydar Aliev, entonces candidato a la presidencia de Azerbaidján, declaró:
El derramamiento de sangre nos beneficiará. No debemos interferir en el curso de los acontecimientos.
Fatullayev, editor jefe del periódico “Realny Azerbaiyán” pasó muchos años en prisión por supuesta difamación acerca los sucesos de Khodjalu. Él apeló a la Corte Europea de Derechos Humanos, que finalmente dictaminó que el gobierno de Azerbaidján exonerara inmediatamente al periodista.
Fatullayev quedó en libertad recién en 2011 y poco después confirmó a Radio Libertad que no había cambiado sus puntos de vista respecto los acontecimientos de Khodjalu.
Confirmó que fueron los combatientes azerbaijanos, no los armenios, los responsables de los asesinados de 1992. “Llamo a nuestros socios parlamentarios de diferentes estados, municipios y consejos provinciales de todo el mundo.
Eviten caer en la trampa que propone Azerbaidján con su costosa campaña de propaganda. “No se hagan eco de falsas informaciones y eventos ficticios. Mantengan limpias sus agendas parlamentarias y no permitan el ingreso de la propaganda azerbaijana.
Si realmente buscan los responsables de los hechos de Khodjalu, deben buscarlos en Azerbaidján”, concluyó Zakarian.