Si fue correcto decapitar a un armenio, ¿de qué paz estamos hablando?

¿Qué significa abandonar las demandas legales internacionales contra Azerbaiyán?
Significa que si un soldado azerbaiyano —representante del Estado— entra en un asentamiento armenio y decapita a un anciano armenio desarmado, el Estado armenio no lo considera un delito.
Al menos uno de estos presuntos criminales, Kamil Zeynali, afirma ahora que el "Estado enemigo" —Armenia— retiró la orden de arresto internacional que había emitido en su contra.
Por supuesto, es muy posible que los propagandistas del gobierno o incluso el Ministerio de Asuntos Exteriores armenio argumenten que la persona decapitada por el sádico azerbaiyano no era "armenia", sino "de Karabaj", y, por lo tanto, el Estado armenio no tiene ninguna responsabilidad.
Pero esto, por decirlo suavemente, es una interpretación extraña de lo que se supone que debe hacer un Estado. No disminuye la gravedad del delito ni justifica la indiferencia de las autoridades.
Dejemos de lado temporalmente las dimensiones morales y legales de abandonar tales demandas y centrémonos en las implicaciones políticas. Se podría argumentar que se está llegando a un acuerdo, uno que va más allá de la moral. Quizás se cede algo a cambio de otra cosa. Digamos que retiras tus reivindicaciones y, a cambio, la otra parte se arrepiente de haber asesinado a un hombre dormido con un hacha o decapitar a un anciano desarmado.
Pero eso no sucede. Azerbaiyán glorifica a sus sádicos sanguinarios y luego, paradójicamente, acusa a Armenia de "fascismo".
Si la masacre de armenios está justificada, ¿de qué paz, de qué "nueva era" estamos hablando? ¿Existe acaso un acuerdo tácito: Armenia se compromete a no presentar cargos y, a cambio, Azerbaiyán se compromete a no procesar a los líderes de Artsaj? ¿Existe tal acuerdo? No. Al contrario, las acusaciones absurdas contra nuestros compatriotas no hacen más que aumentar.
Retirás tus reivindicaciones y la otra parte firma un tratado de paz con vos, sea cual sea la forma que adopte. Pero ni siquiera eso sucede.
En cambio, se imponen nuevas condiciones previas. Entonces, ¿qué sentido tiene, exactamente, hacer la vista gorda ante las atrocidades del enemigo?
Aram Abrahamyan
Aravot