Un gesto fallido

Mevlüt Çavusoglu, el Ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, desnudó con solo un gesto su sentido de pertenencia a la organización terrorista “Los lobos grises”, la que resguarda muy celosamente el apego a una indisimulable cultura de odio y de violencia.

Su visita, bajo el pretexto de estar dirigida al intercambio comercial entre los dos países, formaba parte sin dudas de la campaña que desde hace un tiempo busca afanosamente revertir, a cualquier precio, la sucia imagen que estos gobernantes de la muerte han sembrado desde siempre.

Y allí estuvimos armenios y no armenios presentes frente a su flamante embajada en donde se desarrolló la reunión entre los dos cancilleres para gritar, a los cuatro vientos, las verdades que son la sustancia de su vergüenza en un clima en el que su comitiva de secuaces mantuvo sin descanso una actitud provocadora.

De un lado, la profesionalización diplomática turca al servicio de la mentira. Del otro, un puñado de armenios cuyo descontrol emocional nacido en el dolor y en la indignación, pudo más, generando ese fatal gesto que transformado en noticia viene recorriendo el mundo entero.

Y otra vez el Uruguay como tierra de paz y de resistencia al atropello, como cuna de espíritus libertarios en donde no les será fácil clavar la aguja del soborno, ni la de la tergiversación de la historia, ni ninguna otra de las que seguramente tienen preparadas. Estaremos alertas.

Solo una cosa para agradecerle a la comitiva turca: el haber logrado nuevamente poner en el sitial que se merece a la verdad histórica, esa que a los armenios nos enaltece y al Estado turco lo envilece.

Aram Bedrossian