Un proyecto teatral, una mujer, mil mujeres… 8M
El pasado viernes 3 de marzo se estrenó en la Sala Delmira Agustini del Teatro Solís, ícono de la cultura uruguaya, la obra “Armen”.
Este proyecto con la dramaturgia y dirección de Mariella Chiossoni, la actuación de la actriz Susana Souto y el asesoramiento sobre cultura armenia de Anahit Aharonian Kharputlian, puso en escena la realidad de una mujer alejada del esterotipo de las mujeres de la época que quedó invisibilizada en relación a su potencial actoralpasando al olvido de la memoria colectiva.
Armen Siria, nacida en Alepo, Siria. De familia marashtzí desde pequeña llega a Uruguay junto a su familia huyendo de los estragos del Genocidio de 1915. Egresada de la EMAD (Escuela Municipal de Arte Dramático), supo tener de maestra a Margarita Xirgú que con la rigurosidad que la destacaba cinceló el perfil actoral de Armen Siria. Si bien Armen tuvo muchas participaciones en diferentes obras, ingresó a la Comedia Nacional con la sentencia de Xirgú que nunca actuaría en un papel principal. Trabajó varios años en la Comedia Nacional siempre con papeles secundarios habiendo renunciado tiempo después.
Durante su alejamiento de la Comedia Nacional, Armen Siria dirige y actúa en varias obras de la comunidad armenia del Uruguay. Recordamos entre otras la puesta en escena de la obra “ Ara el Hermoso” de Nairi Zarian, con la participación de integrantes de Unión Juventud Armenia, musicalización del maestro Coriún Aharonian y el apuntador Nubar Dolabjian, la comedia “Oh...Los Celos “ de Aramashod Babaian presentada con motivo del 28° aniversario de la Unión de Auxilio de Damas Armenias (HOM); también el el año 1964 con su puesta en escena y dIrección, la obra “Sayat Nová” con la participación del elenco teatral de Unión Juventud Armenia y la iniciativa y auspicio de La Unión de Auxilio de Damas Armenias (HOM) presentada en el Teatro Solís.
La obra “ARMEN” se inicia cuando la actriz regresa al Solís a un supuesto ensayo, “algo que tengo pendiente“ comunica a los técnicos y funcionarios que estaban en el recinto esa trágica mañana del 17 de mayo de1966 cuando esperaba un nuevo reingreso a la Comedia Nacional.
A través de una comprometida y ardua investigación que se refleja en cada detalle del libreto Mariella Chiossoni logra desentrañar una muy triste pero impactante historia de vida de una mujer con doble identidad; la uruguaya y la armenia, lo cual trasciende durante todo el libreto. Aparece todo un raconto de su vida desde que cruza el Océano con tan solo 3 años y sus padres hasta llegar a Montevideo, una ciudad con un río “color dulce de leche”.
Destacamos la impactante e impecable actuación de Susana Souto, quien se mimetiza con el ser Souto-Armen Siria durante todo el transcurso de la obra, logrando emocionar a los espectadores hasta las lágrimas.
Esta historia muy inteligentemente estrenada en el marco del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, nos permite reflexionar acerca de los pensamientos y acciones de mujeres que no se ajustan a los estereotipos de la sociedad y no son visualizadas en todo su potencial.
Un alegato al sistema de ayer, de hoy y de siempre en el cual las mujeres estamos inmersas como parte de una sociedad patriarcal con muy poco espacio para ser y hacer. El desarraigo, la migración forzada, la necesidad del sustento diario y la incorporación de una nueva cultura forman parte de nuestros genes como mujeres armenias sudamericanas.
La falta de visualización de mujeres que ocupan roles muy importantes en la sociedad, ya sea en el plano laboral, político o social hace que las comunidades en las cuales actuamos no logren equilibrar la desigualdad de género existente. Si bien se han logrado avances significativos en la comprensión y el abordaje de las tareas, aún queda mucho camino por recorrer.
El motor que lleve a la acción está en nosotras las propias mujeres que debemos defender los roles que elegimos para sentirnos únicas e irremplazables. Los desafíos son muchos pero no deben paralizarnos.
La capacitación, la formación continua, el intercambio con otras mujeres son la clave para descubrirnos y valorarnos. En este sentido los espacios colectivos organizados deben cumplir un rol fundamental para garantizar el buen desempeño en este proceso de crecimiento, de igualdad de derechos que ninguna persona en solitario puede resolver.
Que el 8 de marzo no sea el único espacio de reflexión. Que cada día, cada intercambio, cada nueva idea logren acortar la brecha de la desigualdad de género. Por eso luchamos, por eso nos emocionamos cuando comprobamos que no es tarde, que cada acción cultural, política o social nos puede llevar a lograr una sociedad más justa e igualitaria donde mujeres y hombres tengamos los mismos derechos y obligaciones.
Isabel Kuyunjian-Attarian