Y un día nos exigieron no llamarnos más armenios
“Les garantizo que si aceptamos todas estas condiciones llegará la paz, llegará el progreso…", decía Nikol Pashinyan cuando perdíamos la guerra del 2020 y firmaba un acuerdo cuyos puntos van demostrando, en el tiempo y en perspectiva, un nivel de sometimiento bochornoso.
Sin embargo y a pesar de todo, la paz no llego y el progreso es ajeno. Lo que sí llegó es la invasión a Armenia, llegó el bloqueo genocida sobre la población de Artsaj, el ataque final sobre Artsaj, el vaciamiento de armenios de ese territorio histórico armenio y la desaparición del patrimonio cultural armenio.
Seguimos hablando de paz contra una pared, hablamos de paz mientras vamos hacia el abismo, donde las palabras se pierden en la inmensidad de otros intereses, los que siguen planeando apropiarse de más territorio armenio.
Entonces el Primer Ministro armenio dice: “hicimos todo mal en el pasado, todos los valores sobre los cuales se forjo la Republica Armenia están errados y por causa de ello no hemos logrado acoplarnos al proyecto regional… Debemos ser más competitivos y más viables”.
Ahora la propuesta es reformar la Constitución Nacional.
Dejar atrás aspiraciones nacionales, objetivos como Estado, soberanía nacional, pasado histórico, derechos vulnerados y dejar de reclamar por ellos, dejar de exigir que se nos respete como ciudadanos del mundo, soltar principios de memoria, justicia, verdad y reparación.
Borrón y cuenta nueva, esa es la propuesta del súbdito Pashinyan o esa es la exigencia del sultán Erdogan y su escudero Aliyev.
Desde el atril del poder, Pashinyan, el vocero de las derrotas, propicia resetearnos como nación, verter a las aguas de la integración regional nuestro ser armenio donde con los brazos abiertos nos esperan los depredadores.
El Gobierno de Armenia no propone debates públicos entre la Madre Patria y la Diáspora, en instancias verdaderas, con protagonistas legítimos, con interlocutores representativos, donde podamos volver a creer en nuestras fuerzas, en soluciones que nazcan de la creatividad propia de un pueblo que se reinvento por miles de años.
Este Gobierno solo replica sugerencias envenenadas provenientes de nuestros verdugos y con montajes cinematográficos pseudo congresos repletos de extras sin voz. Tratan de demostrar una aceptación de este proceso de desintegración nacional.
La seguridad nacional, el Estado, la República amenazados como nunca antes, Artsaj secuestrada y, al parecer, no existe otra alternativa en el horizonte más que seguir reprimiéndonos a nosotros mismos, como si fuéramos culpables de soñar con la libertad de Armenia, de unificar Arstaj o pedir por su independencia, de luchar por justicia, por nuestros muertos masacrados por los genocidas que impunes siguen perpetrando más crímenes no solo contra los armenios, sino también contra otros pueblos.
Nos quieren hacer creer que somos culpables de los logros que nos hicieron ser respetados en el mundo, de dar lucha por la verdad, de asomar la cabeza después de siglos de sometimiento y de dolor y hoy debemos pagar por ello, haciéndonos callar, haciéndonos renunciar a todoproyecto o ambición de soberanía, no pronunciando más a Artsaj, ni hablar de genocidio, ni de reclamos, ni de nada.
Hacer desaparecer todo antecedente de ello, como cada exigencia que viene sucediendo y como a la que hoy nos enfrentan.
No nos dejemos engañar, Erdogan y Aliyev no quieren la paz. Armenia habló años y años por una solución pacífica por Artsaj y nunca ocurrió. Ellos quieren la desaparición del pueblo armenio o la reducción a su mínima expresión, hagamos lo que hagamos y cedamos lo que cedamos.
Existen universos armenios diferentes, pero nada sería una sin la otra. Armenia y Diáspora deben dar esta discusión seria y existencial.
Hoy, desde América del Sur declaramos que la FRA-Tashnagtsutiún se opone a cualquier otro paso que profundice este proceso de desintegración nacional que atente contra los valores y principios fundamentales de la identidad y del ser armenio.
¡NO a la reforma de la Constitución Nacional!
Hagop Tabakian
Representante del Comité Central de la FRA-Tashnagtsutiún de Sudamérica